martes, 12 de enero de 2010

Trasvase de géneros

Uno de los peores destinos a los que ha de enfrentarse un film ni siquiera pasa por un juicio de valor; a mi entender, existe una especie de oscuro ostracismo que viene dado, fundamentalmente, por una incapacidad preocupantemente generalizada a la hora de extraer su auténtico lugar, su "género". Algo que no sorprende en el caso de David Cronenberg, un cineasta cuyo sentido de la metáfora constituye por sí mismo el cimiento más importante de su obra. Más evidente en otras ocasiones (evidencia incluso aplaudida por no poca gente), el caso de SPIDER es francamente extraño, pues si bien se trata de uno de sus títulos menos conocidos (y apreciados), es digna de regocijo la casi nula concepción metafísica de su inquietante condición. SPIDER no es una cinta de terror, pero lo parece, y ése es un punto en su contra por culpa del espectador medio actual, que siempre espera lo preconcebido y se mosquea cuando vapulean su "ordenada mente". SPIDER es la delicada (frágil) y tristísima evocación de lo que el mundo biempensante, en un vago intento por encasillarlo todo, llama locura. No es usted viendo a un loco, sino la representación de cómo ve un loco las mismas cosas que usted, así que no espere un relato lineal ni complaciente, Cronenberg entiende a la perfección que una mente castigada no tiene tiempo para el humor ni los chascarrillos mientras deshilvana tortuosamente qué le ha convertido en un despojo humano. SPIDER bebe (la novela de Patrick McGrath lo hace) del retorcido y opaco universo de Iain Banks, Lovecraft o Poe; imposible no resaltar el impresionante trabajo de Ralph Fiennes, basado en la extrema contención, que acapara prácticamente todo lo que de bueno tiene este film, entre cuyos principales errores, aparte de su inasible autismo, podríamos destacar un innecesario regodeo en la metáfora de la araña que va tejiendo su tela, detalle éste que tampoco resulta trascendente, excepto como recurso estético.
En suma, un fracaso de público que supone un hito conceptual para entender por qué David Cronenberg es uno de los directores más interesantes de los últimos treinta años.
Saludos entretejidos.

1 comentario:

Crowley dijo...

Pues un post muy interesante, sí señor. Y una película injustamente olvidada que es una pieza fundamental más en el exquisito y necesario cine de Cronenberg.
Saludos

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!