miércoles, 6 de enero de 2010

El enemigo invisible

La reseña de hoy va a encajar aquí como guante de seda. Primero por el título, en clara alusión a esta absurda tradición (todas lo son) en la que la gente se devana los sesos buscando regalos para otra gente, todos al mismo tiempo con las consecuencias que conocemos. Soy de la opinión de que un regalo, para ser verdadero, debe ser entregado por sorpresa, un día cualquiera. En fin, los grandes almacenes mandan.
La otra razón, ésta más cinéfila, es la nada descabellada concatenación del monográfico que nos ha ocupado los últimos cuatro días de actividad y una lejana producción del maestro John Ford a la que he hecho alusión repetidas veces. Lejana y atípica, debería añadir, porque THE LOST PATROL no es el film que pudiésemos esperar en un principio de Ford. No se trata de un western aunque contenga alguna de sus constantes; parece cine de aventuras pero extrae su riqueza de las situaciones estáticas; es una de las contadas ocasiones en que el fuerte contenido psicológico no proviene directamente de los personajes, sino de la situación extrema a la que se ven enfrentados. En la I Guerra Mundial, una patrulla británica busca, en mitad del desierto mesopotámico, el lugar de su misión; todo aparece velado: el lugar en cuestión sólo lo sabe el comandante, con la mala fortuna de que es asesinado por un disparo que parece haber salido de la nada. Así, se inicia un angustioso periplo de la patrulla por el desierto; lentamente van siendo diezmados por el mismo e invisible enemigo hasta llegar a un lugar abandonado, una especie de mezquita, donde afloran las tensiones y las diferencias. Ford guía a sus personajes (soberbio guión de Dudley Nichols) hasta su propia perdición y les hace conscientes de ello, y todo evitando mostrar otra cosa que no sean la propia patrulla y las inquietantes arenas de un desierto que se erige en amenaza latente. Una lección sobre cómo crear inquietud e incertidumbre sin recurrir a explosiones ni fuegos de artificio.
Saludos arenosos.

3 comentarios:

Cinemagnificus dijo...

Ostias, pues esta me falta de este gran hombre. A buscarla.

Crowley dijo...

Pues como esta no la he visto, me pongo a buscarla pero ya, como Cinemagnificus.
Saludos

Mister Lombreeze dijo...

Una peli conapariencia de cine bélico en la que el maestro Ford nos cuenta una historia llena de elementos psicológicos, fantásticos y hasta oníricos, creando una asfixiante atmósfera que recuerda, en algunos momentos, al cine de terror. Puede que "La patrulla perdida" sea la primera película del subgénero del "cine de asedio". Se encuentran situaciones que posteriormente hemos visto en multitud de otros filmes más recientes. Además, cuenta como aliciente extra con la presencia de Boris Karloff en el papel del fanático religioso soldado Sanders, personaje que añade un interesantísimo toque de locura y de pesadilla a la situación.

Y en sus diálogos sueltan perlas como ésta:

"Sanders (Boris Karloff): - ¿No has vivido ya una vida repleta de borracheras, pendencias y sexo como para que ahora, puede que a las puertas de la muerte, lo único que se te ocurre es revivir todo eso en tu mente?

George Brown (Reginald Denny): -¡Cierra el pico y deja de decir tonterías!

S: - Pero.., Brown, Brown!.., ¡eres un caballero!, ¡tienes una formación!. ¡Tienes que ser creyente!

GB: - ¿Por qué?

S:- ¿Por qué?.., ¡en el nombre del Cielo!, ¿en qué es en lo que crees tú?

GB: - ¿en que creo?, ¿de verdad te interesa?. Creo en muchas cosas: en un buen caballo, en el pastel de riñones y en un tipo llamado George Brown. En la estupidez de esta guerra, en el miedo, en emborracharme para ser valiente y ser valiente para emborracharme. En el frescor del mar cuando nadas y en la fortaleza del vino. En la más encantadora de las mujeres y la inenarrable alegría de matar árabes. En el olor a incienso y el bacon. El peso de un puño, unos zapatos viejos, dolor de muelas, el triunfo...

S: - ¡Basta!"

Perdón por el rollo. Se nota que me gusta, ¿no?.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!