De repente me he ido acordando de algunas películas de Woody Allen, un director al que me entrego obsesivamente durante una temporada para luego enterrarlo en el olvido más absoluto; unos sentimientos, éstos, tan encontrados como los que dieron base a uno de sus mejores trabajos, curiosamente uno de los que no ha pasado a la posteridad, pese a contener algo que es más bien escaso en su amplísima filmografía: amplitud de miras.
SWEET AND LOWDOWN fue el sentido, cariñoso, agridulce y dinámico homenaje de Allen a la enigmática y controvertida figura de Django Reinhardt; un músico de tanto genio como difícil personalidad. Por supuesto, todo esto se encargan de magnificarlo tanto Allen, con uno de sus trabajos de dirección más completos y menos ombliguistas y un inmenso Sean Penn, dando vida a Emmet Ray, hilarante e hiperactivo trasunto de Reinhardt. Penn borda el desarraigo de este complicado personaje, dotándolo siempre de un aura de malditismo y salpicándolo de una extraña misoginia, capaz de provocar tanta repugnancia como ternura, pues Ray es un perdedor y un genio, un pendenciero que quiere ser libre a toda costa pero que no puede vivir sin las mujeres; mujeres que aquí fluctúan entre la carnalidad hecha perdición de Uma Thurman y el otro hallazgo de esta película, una maravillosa Samantha Morton (¿para cuándo la consagración de una de las mejores actrices de los últimos tiempos?) encarnando a una dulce mudita que (se) enamora (de) a Ray, provocándole una urticaria emocional de la que salen los mejores momentos de esta espléndida comedia que sabe dosificar el humor y mezclarlo con momentos de alta sensibilidad. Emmet Ray (Django Reinhardt) es uno de los personajes más complejos, inasibles, estrafalarios y conmovedores que ha dado el cine de Woody Allen; esto, dicho tras los últimos fiascos del neoyorquino, es mucho más que suficiente para colocar ACORDES Y DESACUERDOS en una posición de privilegio.
Saludos con fondo de guitarra.
4 comentarios:
Un puta obra maestra. De lo mejor de Allen de todos los tiempos y, jodidamente, de lo que menos recuerda la gente en general. Maravillosa. Y viva Penn y, sobre todo, Morton, a la que hay que reivindicar ya!!!!!!!!!!!
Creía que era de las pocas personas a las que le había parecido extraordinaria... ahora veo que no.
Claro que si tengo que elegir... espero que nadie me obligue porque no sabría.
Hasta la fecha, la última película de Allen que consiguió enamorarme. Y como ya están los peques acostados (que te lo crees tú, sí...), lo digo: Jodidamente buena, a la altura de las más grandes. Me encanta ver que hay gente por aquí que piensa igual que yo :-).
PD: Casualmente, aunque en otra versión, ahora mismo en la sección de mi blog que dedico al jazz podéis escuhar un tema que suena en esta película: "I'll see you in my dreams"
Una de las grandes pelis del maestro en los 90. Ahora sigue manteniendo el tipo pero no es lo mismo, eso está claro. Y "Balas sobre Broadway?" brillante también.
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