miércoles, 20 de enero de 2010

M de maldad

Michael Haneke lo ha vuelto a hacer. No me refiero a que se haya superado, que es lo de menos; lo importante de lo que el director alemán ha conseguido con DAS WEISSE BAND es, no tengo ninguna duda, ser fiel a su insobornable filosofía creadora y no repetirse de ninguna manera. Porque es éste un nuevo Haneke, puede que menos tenebroso, pero mucho más veraz, y por tanto más mordaz. No hay rastro aquí de aquel artista de estilo seco, preciso y obsesionado con la economía de recursos; Haneke nos ha mostrado el lado oscuro de MY DARLING CLEMENTINE o GONE WITH THE WIND, la trastienda de todo lo que el cine no se ha atrevido a mostrar, sino que ha encubierto con esa barrabasada llamada "melodrama", que sirve para un mal guión pero destruye cualquier expectativa de que un autor indague en una herida abierta. DAS WEISSE BAND es un film de múltiples interpretaciones que finalmente nos deja a nosotros la responsabilidad de cuál debe ser la última palabra; antes de eso, se expande y ramifica en un impresionante juego kafkiano (ésta es la gran película kafkiana y el personaje del maestro, su particular Joseph K.), empeñado en desviar la atención de lo que "verdaderamente" está ocurriendo y convirtiéndolo en pequeños retazos de cotidianidad. Haneke habla de la maldad como fin, no como explicación, algo que ya hizo en FUNNY GAMES o WOLFZEIT; da igual "quién", porque lo importante es que es real, que ocurre y que no hay ningún arte o política o conducta para poder razonarlo; así pues, DAS WEISSE BAND alcanza otro hito en su diáfano discurso filosófico: nos enfrenta, cien años después, a nuestros temores más ocultos e inconfesables, los que gestaron la vuelta del Medievo en pleno siglo XX, los que señalaron quién era cazador y quién presa. Sólo por esta reflexión merece la pena ver la que va a ser, con toda seguridad, una de las películas más importantes del año. Y termino esta rendida reseña con una súplica ahogada: por favor, no le den más vueltas al final, no les permitirá ver que las virtudes están desperdigadas por todo el metraje; ocurrió con CACHÉ, y es que hasta Haneke puede permitirse ser juguetón de vez en cuando.
Saludos muy negros... o muy blancos... no sé...

4 comentarios:

Cinemagnificus dijo...

La veo esta semana o la que viene, así que te contaré :)

elprimerhombre dijo...

Es cierto, no hay que darle vueltas al final, como bien dice ocurre también en Caché, y en casi todas las pelis de Haneke. Y reitero que va a ser una de las pelis del año y también de la década o, como mínimo, del último lustro.

La semana que viene haré una entrada para hablar de este señor y de su manera de expresarse en el cine.

Un saludo y siga así con su blog tan interesante e inteligente!!

Crowley dijo...

Pues que le voya contar a usted que no sepa ya o que no me haya leído ya. Pues eso, que es una obra maestra.
Saludos

Mister Lombreeze dijo...

Otro truco de Haneke filmado con su habitual maestría tras la cámara, una labor que e prodigiosa.

Sin embargo, yo creo que se repite y que al despojar a este aparente thriller - cuento de terror de principios del siglo XX de un final (como hace ciempre) satisfactorio al estilo clásico, deja la historia transitando por el terreno del costumbrismo.
Un hecho que ha contribuído a que esta sea una de sus películas más "comerciales".

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!