viernes, 15 de agosto de 2008

Torre de naipes

No son pocos los que opinan que tanto G. Iñárritu como Guillermo Arriaga deberían jubilarse prematuramente, con sólo dos films (conocidos) y con síntomas evidentes de fatiga crónica.
Recuerdo ver AMORES PERROS en su estreno, con inmejorables críticas de por medio y esa magnífica sensación que desprenden las obras con mucho que ganar y poco que perder. A la salida estaba bastante satisfecho, no me sentía en absoluto engañado. Pasó el tiempo (poco) y las costuras empezaron a mostrarse inevitablemente; veía las referencias y algo peor, que las referencias habían sido tomadas de otros directores básicamente de referencias, por ejemplo Tarantino, por ejemplo Soderbergh.
Bueno, pero era una peli llena de buenas intenciones, lo cual no está mal viniendo de una filmografía tan irregular como la mexicana. Un pelín sobrevalorada pero entretenida y por momentos bastante ingeniosa. Lo peor vino luego.
Hace no mucho expliqué los peligros de dar dinero a un friki que se cree autor; con BABEL, Iñárritu y Arriaga, que son bastante rústicos como para ser frikis, demuestran su total planicie de ideas colocándonos una serie de historietillas sin mucho interés y ninguna conexión entre ellas. El típico mal de alturas que sufren los "autores" que sucumben a las primeras de cambio a los engaños de la megalomanía. No ocurre aquí, como también dije en su momento, que dicha megalomanía sea consecuente, pues no se cuenta nada de suma importancia como para gastar tanto en estrellas y localizaciones, puro derroche injustificado. Me viene a la memoria (elijan ustedes) cualquier obra de Rivette. Esa emoción casi sin contar nada, porque, efectivamente, no siempre se descubre América, pero no por ello un autor va a dejar de darnos su personal visión sobre las cosas. El problema es que Iñárritu carece por completo de esta personalidad, quizá pensaba que si mezclaba a Brad Pitt con actores no profesionales por un lado y a García Bernal con una situación que no se cree ni el que la ha escrito, sería posible engatusar (verbo suave) a ese público analfabeto (ya no tan suave) que cree ser elitista al haber visto a Wong Kar Wai y compañía. Craso error, porque la mejor forma de ver una película, desde siempre, es con una cierta mirada inocente (no inocentona), pero claro, el autor debe contribuir de alguna manera, aportar algo de su cosecha, si es que la tiene. Pero si compra el vino en tiendas y sólo les cambia las etiquetas...
BABEL es más que una mala película, es un fraude; uno de esos casos en los que realmente piensas que te han timado. Me gustaría oír las verdaderas razones (por favor, que sean tangibles) de los que la defendieron en su momento arguyendo que se trataba de una firme oposición al cine yanqui.
¿Que no es una película 100% (norte)americana y de la peor clase, las insoportablemente presuntuosas? Entonces John Ford es más mexicano que Iñárritu, y viceversa.
Enrevesados saludos.

1 comentario:

Capri c'est fini dijo...

Yo estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. Es más de Amores perros a Babel hay todo un mundo por más que digan que sigue el mismo patrón de historia entrecruzadas. Quizá y sólo quizá salvaría algunos tramos de la historia de Japón, pero el resto... ufff nada de nada... Se ha ido deshinchando como un globo en el aire... una pena.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!