jueves, 7 de agosto de 2008

La piel de la cebolla

Bien, volvemos cargados de energía. En este caso, para hacer un rápido y conciso repaso a tres títulos que se han encargado de retratar las miserias y veleidades de esa basura moral llamada guerra de Irak (Francamente ¿por qué no se llama guerra de Bush vs. Irak searching the last petrol?).
Al menos a mí, me parece muy reseñable que tres directores tan diferentes hayan querido destapar aspectos de dicho conflicto, máxime cuando hemos podido comprobar que Michael Moore no era más que un tramposo circense con recursos de la stand-up comedy y que el pancartismo sólo ha servido en estos casos para autobombos y lavados de conciencia varios.








BATTLE FOR HADITHA, del desconocido Nick Broomfield, nos sirve para iniciar este nunca deseado repaso.
De estética "cámara en mano", tan sobada en los últimos tiempos, Broomfield desiste de darnos lecciones morales y prefiere colarse en lo más difícil de mostrar por un norteamericano: la dualidad del conflicto.
Acertadamente, es capaz de mantener un muy loable tono de documento ficcional para mantenernos en tensión, sin saber a ciencia cierta qué será lo próximo que nos mostrará. Vemos a los marines en pleno éxtasis cazador, con toda su parafernalia y sus ritos de secta universitaria. Tratan a los iraquíes como ganado, para ellos no son más que un objetivo a destruir, no van a comerse la cabeza con cuestiones morales, porque si no, habrían enviado a un ejército de filósofos, claro.
En el otro extremo, nos encontramos a las guerrillas marginales iraquíes, con su fe inquebrantable y sus proyectos de martirio. Dos caras de la misma moneda. Los iraquíes saben que sólo pueden hacer frente a la maquinaría americana mediante pequeñas escaramuzas (¿qué fue si no el 11-S?), un terrorismo a todas luces tan lícito como pudiera serlo una invasión territorial tan... se me van los adjetivos... tan por la cara.
Luego, el caos. Lo que el film pretende contar esencialmente es la falta de control en estas situaciones. Las venganzas indiscriminadas, los saqueos y abusos... La faz del infierno en la tierra.









En REDACTED, mi habitualmente denostado Brian de Palma logra hacerme enmudecer con su gran valentía, pues su ataque a la falsa moral norteamericana es aún más demoledor que en el caso anterior. De Palma utiliza todas las cámaras que posiblemente, de una manera u otra, pudiesen encontrarse casualmente en dicho conflicto. Vemos la acción desde una digital propiedad de un soldado, una cámara de vigilancia y hasta esas cámaras fantasma que nunca nos mostrarán las atrocidades de las que han sido testigos. REDACTED es la repugnante historia de una violación, una masacre y una desvergüenza a la hora de tratar a los culpables que debería quedar muy presente en nuestras europeas retinas. REDACTED es la historia de cómo el criminal queda absuelto al no quererse mostrar cuáles son los verdaderos resultados de una guerra. REDACTED es, en definitiva, un claro alegato en contra de la censura, del poder de la imagen no mostrada, de la manipulación.











En clara contraposición tanto formal como estilística a los dos anteriores títulos, IN THE VALLEY OF ELAH, del irregular Paul Haggis, nos propone un laberíntico y descorazonador viaje a las ausencias derivadas de la guerra. Tomando el mismo trasfondo de la magistral MISSING de Costa-Gavras, Haggis emplea aquí también un soporte interpretativo de altura, con el inagotable Tommy Lee Jones y la estupenda Susan Sarandon. La fuerza de este film no son las imágenes de cruda violencia, sino las terribles consecuencias que también sufren, como no, los familiares de los chavales que son enviados a tamaña carnicería. Es posible que como película, IN THE VALLEY OF ELAH esté un puntito por debajo de las anteriores, sobre todo porque su discurso se va tornando excesivamente moralista a medida que vamos conociendo la trama. Pero un momento, esta película, dirigida por un mejor guionista que director, juega su gran baza al final, donde todo da un giro arrebatador a todas luces y quedamos empequeñecidos ante una imagen simplemente sobrecogedora y que no quiero desvelar a quien no haya visto el film. Sólo añadir que tengo entendido que se trata de la mayor ofensa que una persona puede ser capaz de hacerle al gobierno yanqui. Un símbolo que tardará en borrarse de muchos subconscientes y que probablemente fue tan insoportable que borró a su autor de los oscar. Y esto está muy lejos de ser autocomplacencia.
Saludos, por decir algo.






2 comentarios:

Eduardo dijo...

Por qué dices lo de Michael Moore? Lo pregunto inocentemente. No sé que es lo que se sabe o lo que ha hecho...

Capri c'est fini dijo...

Pues no he visto ninguna de las tres, porque honestamente no vuelve loco tragarme la teorización sobre la guerra y sus efectos por decimoovena vez y además sobre Irak, que es la guerra que toca. Si caen en mis manos, las veré y punto. En cuanto a Michael Moore, estoy totalmente de acuerdo contigo, un bluff de hombre, que me recuerda a los documentales esos que hace Cameron sobre misterios bíblicos, totalmente conducidas sus afirmaciones y teorías. Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!