sábado, 23 de agosto de 2008

Demonios

Hablar de Murnau a estas alturas sigue siendo cosa de verdaderos apasionados del séptimo arte. Hablar de NOSFERATU es hacerlo de su película más enigmática, de un trabajo rodeado de misterio y que continúa despertando controversias entre sus admiradores ¿Hay alguien que no se haya estremecido con esta obra maestra?
Comenzando por su propio nombre. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde diablos sacó Murnau ese nombre evocador e inquietante. Hay muchas versiones pero no puede darse una que sea exacta.
Luego está lo de Max Schreck; que si era un auténtico vampiro y dormía en un ataúd... los orígenes del márketing, sí señor.
Pero NOSFERATU es, ante todo, la personalísima visión de un genio que quiso adaptar al cine la obra Dracula de Bram Stoker pero no pudo hacerse con los derechos, así que inventó. Es sabido que el falseamiento elevado a la categoría de ARTE es patrimonio exclusivo de los genios visionarios como Murnau, al que no le hizo falta (pese a las demandas de los herederos de Stoker) el elemento principal de la obra (el mismo conde Dracula) para realizar lo que, haciendo honor a su subtítulo, se conoce como "una sinfonía del horror".
De extrañas vinculaciones alegóricas, NOSFERATU ha sido estudiada como un sesudo y soterrado examen de conciencia a un tema tan recurrente a principios del pasado siglo como pudiera ser la enfermedad y sus transmisores; el vampiro como maligno ente no-muerto, pero también como dador de maldad y corruptor de almas nobles. Bueno, lo cierto es que no se queda (como buena obra maestra que es) en teorías vacuas y pone de manifiesto el enorme talento y refinamiento de Murnau para la puesta en escena, la preparación del espectador ante algo terrible que flota en el ambiente. Pero también, en plena era digital, cómo un magistral trabajo de maquillaje y una expresión corporal imposible para nuestros días tienen un efecto mucho más terrorífico que la aséptica obrita de un informático mientras come donuts. Y no creo que sea simple nostalgia; revísense si no los trabajos posteriores (y muy inferiores) tanto de Klaus Kinski como de Willem Dafoe. Así como no nos ruborizaremos si observamos atentamente las burdas apropiaciones que Coppola realiza en su por otra parte notable DRACULA con los juegos de sombras.
En suma, una obra que, al igual que su protagonista, no puede morir. No, al menos, mientras sigamos queriendo que nos asusten.
Vampíricos saludos.

3 comentarios:

atikus dijo...

Enorme película, para tenerla bien guardadita en la videoteca, una de las mejores de terror sin duda, y él un grandisimo director otra de sus obras que estan en mis favoritas en esa videoteca sagrada sería "Amanecer", en fin ya pueden los directores de hoy fijarse en estas pelis para dar miedo o inspirar amor, que no es nada fácil.

Saludos

Capri c'est fini dijo...

Una obra maestra sin paliativos, de la que han bebido muchas otras... todo un hito de la Historia del cine.

dvd dijo...

Bien por Atikus. AMANECER es una de las obras cumbre del cine porque lo tiene TODO... Es el perfecto retrato de las debilidades del ser humano, sus grandezas y miserias. ENORME.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!