Es posible que este año no sea tan intenso, como otros sí lo han sido, en cuanto al repaso al reciente festival de Sitges; pero sea como fuere, vamos allá. Y comenzamos con GOOD BOY, una de las películas que más revuelo habían levantado en la sección oficial. Estamos ante un pequeño cuentecito, sencillo, encantador, que nos pone en el centro de todo a Indy, un perrito al que es imposible no cogerle cariño, y desde cuya perspectiva nos adentraremos en una especie de historia de ¿fantasmas?, que curiosamente es lo que peor funciona en este film, donde el presupuesto es lo de menos. Personalmente, no lo veo tanto un relato de terror al uso, sino más bien un intento, loable pero incompleto, por captar la inconmovible lealtad de Indy hacia su dueño, cuyas discutibles decisiones no siempre quedan bien plasmadas. Vale que es un trabajazo lograr una mínima dramatización con un perrete mirando a cámara, pero la película, por modesta, se queda a mitad de todo. No es terrorífica, y sus sustos son previsibles; no desarrolla la historia que propone, con personajes y situaciones que parecen meros parches narrativos; por último, no se desmelena, que es lo que hubiese pedido una propuesta tan arriesgada, y te quedas esperando esa escena definitiva que te clave al asiento, pero no. En mi opinión, hay que rebajarle mucho las expectativas, dejarla en un entretenimiento curioso y esperar que este tipo de "alternativas" estén mejor desarrolladas en futuros y similares proyectos.
Saludos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario