martes, 21 de octubre de 2025

Maten Al Gran Arquitecto


 

O siglas y ya está. Al fin, Ari Aster con el traje de guionista bueno, dejándose de majaderías outer space para rellenar sus numerosísimos agujeros de guion. EDDINGTON es un mordaz, poderoso y malalechista (perdón por el palabro, pero es perfecto) fresco que parece salido de la grandiosa pluma de un Azcona; e inmediatamente imagino a los Leguineche deambulando por ese desolado y polvoriento poblacho de Nuevo Mexico, donde (aquí Aster se luce) las rencillas personales, incluso las más insignificantes, son el caldo de cultivo de una sociedad dividida por todos los motivos posibles, justo al principio de la pandemia. Maravilloso el antihéroe interpretado antológicamente por Joaquin Phoenix, repleto de matices, sombras, claroscuros, ángulos imposibles; un tipo al que coges cariño, y seguidamente quieres escupirle. Un ser humano, superado por su propia incapacidad, por mucho que esté convencido de que lleva la razón ¿quién no? Estamos en el germen de muchas cosas, de la paranoia conspiranoica, del auge fascista que en realidad es voracidad financiera, de la ingenuidad (y falsedad) de los movimientos indigenistas, de aquello tan lejano de arrodillarse por Rodney King. Y de mascarillas, de llevarlas o no; de que grabar algo con el móvil no incluye el derecho a contextualizar; de que cualquier charlatán se te lleva al amor de tu vida, y entonces empiezas a culpar a todo el mundo. Un microcosmos que bebe de Pynchon y de DeLillo, y del que me gusta especialmente que nadie sale bien parado, porque los únicos héroes son los que esquivaron las balas y lloraron con media sonrisa, el resto o vende porteros electrónicos o se pone ridículas gorritas rojas. Vale que el tramo final está un pelín forzado, pero si este señor sigue por este camino podemos tener vitriolo para rato.
Por cierto, no sé si lo había dicho antes por aquí, pero el premio planeta (nótese la minúscula) es una puñetera mierda para lameculos y cobardes.
Saludos.

lunes, 20 de octubre de 2025

Bogey days


 

Contra todo pronóstico, me gusta el golf. No es el deporte más popular del mundo, se le suele atribuir (supongo que con razón) un signo elitista que lo aleja de las clases populares, y (esto sí que no lo comparto) tiene fama de ser endiabladamente complejo de entender, y lo es de jugar, pero no deja de ser "gana el que meta la pelotita antes". En este sentido, no recuerdo muchas películas notables sobre golf, pero alguna buena hay, y THE LEGEND OF BAGGER VANCE es de las que mantienen el interés de la manera más complicada. Con mínimos elementos dramáticos, cogidos con pinzas, bordeando una cursilería casi indefendible, Robert Redford levanta una fábula de superación y dignidad apenas con un par de intervenciones de Will Smith, en su salsa haciendo de tipo entrañable, un misterioso caddy que se aparece para darle extraños consejos a un Matt Damon que interpreta a un prometedor golfista, que vive como un vagabundo tras una experiencia traumática en la WWI, pero que es embaucado por su antigua prometida, Charlize Theron, heredera del mejor campo de golf de Savannah, que pretende sortear las deudas tras la muerte del padre y constructor organizando un grandioso torneo entre los dos mejores jugadores, aunque aún debe convencer al tercero. Es, ya digo, una película amable en las formas, con ese anacronismo que le gustaba a Redford, que se inserta en esas epopeyas tan americanas (recuerden F1) del perdedor capaz de sortear sus demonios personales de forma más o menos terrenal. 
Es entretenida, hay un cameo encantador de Jack Lemmon, pero una pizquita de mala leche le habría sentado bastante bien.
Saludos.

domingo, 19 de octubre de 2025

Rincón del freak #665: Los pelmazos búlgaros


 

Yo pensaba que ya lo había visto casi todo en cuestión de películas, pero lo de DEATHSTALKER IV: MATCH OF TITANS es otro nivel. Pongámonos en situación, porque te vas a Bulgaria a reducir costes, que está muy bien, rescatas al "protagonista" de la primera entrega, que da el pego de garrulo, para entregar otro batiburrillo de chistes malos, peleas a ritmo de jubilado, efectos especiales antediluvianos y carne femenil desbocada. Todo en 75 minutos, que uno diría que qué bien, qué conciso todo; pero es que, en el colmo de la desvergüenza, y si se tiene la primera entrega más o menos fresca (como es mi caso), ves que han usado unos veinte minutos ¡20 minutos! de aquélla, sin anestesia. Da un poco igual porque no sabría decir cuál de las dos es más mala, pero Jesús de mi corazón, se podrían haber tapado un poquitín. La saga es terrible, mala con avaricia, lo que me lleva a pensar si era necesario hacer un remake... Aunque bien pensado, lo mismo alguien sentía la imperiosa necesidad de hacer justicia. A ver Sitges.
Hay pocas películas en las que veas a gente muriendo mientras se ríe... Equilicuá.
Saludos.

sábado, 18 de octubre de 2025

Lleno, por favor


 

Que quede claro que si titulas tu película F1: THE MOVIE... ¿qué coño quieres, que venga Boyero a alabarte? Esto es lo más cerca que vamos a estar de considerar un simulador de Fórmula 1 como cine, y ser más condescendiente con un guion que nadie puede creerse que se haya ido a más de tres páginas me parece pasarse un poco. Dicho esto, 150 minutos que pasan más rápidos que Fernando Alonso dándole una colleja a Brad Pitt (lo juro), que debió sentirse como un carapolla cualquiera. Sin más ni más, una tontería muy tonta, con todos los clichés que pueden reunirse, pero que consigue un par de cosas que tampoco es tan fácil conseguir. Una, que no podamos despegar los ojos cada vez que hay una carrera, y lo dice un tipo que se aburre como una ostra con este deporte. Lo otro es aún más improbable: tragarnos como héroes a un grupo de gente que se dedica a perder carreras a base de estrellar coches multimillonarios por hacer el gilipollas. Díganme si eso no es magia. Bueno, eso y que Lewis Hamilton la haya producido sólo para ser el malo... 
Saludos.


viernes, 17 de octubre de 2025

Un thriller dodecafónico


 

De verdad que no se me ocurre un encabezado mejor para una película tan difícil de encasillar como THE LIMEY, un filn mucho más experimental de lo que su premisa inicial sugiere, y que no estaría tan olvidada de no ser Soderbergh un cineasta tan incontenible en su producción. Con un montaje a veces sincopado, a veces directamente desencajado, llegando a unos límites de metanarración que muy pocos autores son capaces de empuñar tan desinhibidamente, Soderbergh reinventa el thriller mal llamado "neonoir", para escabullir la historia de un tipo que un buen día llega a Los Angeles desde Inglaterra con la firme intención de encontrar al tipo responsable de la muerte de su hija. Hasta ahí, nada que no hayamos visto antes, pero ya es descolocante el uso del doblaje, rara vez coincidente con las imágenes en pantalla, lo que crea una atmósfera de narración mental, como si el signo de los personajes ya estuviera designado de antemano. Por si fuera poco, Soderbergh da un salto mortal que me parece insólito, usando (supongo que con permiso) imágenes de POOR COW, de Ken Loach, que trajimos aquí para abrir el homenaje a Terence Stamp, que es ¡aquel personaje!, muchos años después, en un crossover que me parece digno del Grant Morrison más desatado. El resultado es notable, difícil de defender, pero adelantando al último Paul Schrader (THE CANYONS, EL CONTADOR DE CARTAS), mientras se apoya en las consignas del Michael Mann de THIEF. Creando un villano que no parece ni malo (Peter Fonda, un productor musical), mientras ese cuerpo extraño que se mueve y habla diferente (Stamp más eastwoodiano que nunca) interfiere en ese esacio marciano que son las laderas y cañones californianos. Para mi sorpresa, y teniendo en cuenta que es de 1999, de lo más estimulante que he visto últimamente.
Saludos.

jueves, 16 de octubre de 2025

Y al cuarto descansó


 

Con THE CONJURING: LAST RITES voy a ser todo lo breve que pueda, debo serlo. En pocas películas se expresa y conjuga con mayor claridad el significado del término "franquicia"; no necesariamente negativo, pero en este caso con pocos motivos para justificar el haberse ido hasta cuatro películas, cuando cada una de ellas puede verse sin perjuicio por separado. Dirige Michael Chaves, que hace cuatro años logró una entrega digna en THE DEVIL MADE ME DO IT, pero aquí se limita a amasar un refrito requetevisto de caras que aparecen de repente, luces que se atenúan y sustos que sólo funcionan por meter un traquido sonoro a traición. Uno puede adelantarse a cada escena sin agobios, verbigracia de un guion tan previsible como apresurado; y la trascendencia que debería tener el cierre (que suponemos que es), se enmarca, ahora más que nunca, en una santurronería que haría las delicias de los zumbados del Palmar de Troya, ahí es nada. A mí me ha parecido un coñazo con todas las letras, aunque esperemos que Wan y compañía dejen de dar la tabarra con una cosa que daba para poco más de una película.
Saludos.

miércoles, 15 de octubre de 2025

Todo legal


A mí me parece que HATARI! debe ser una de las películas más extrañas e improbables que he visto en mi vida. Empezando por sus casi tres horas de duración, estiradas admirablemente por la capacidad de cooncisión de Hawks, que se vio literalmente desbordado por las exigencias de Paramount, empeñados en conciliar unas espectaculares escenas en las que los propios actores se ocupaban de dar caza a animales salvajes, con un romance cuanto menos incómodo, el de la sofisticada Elsa Martinelli y un ya maduro John Wayne, que prefería echar el lazo a los rinocerontes que a la actriz italiana. El resto, un montón de tiempos muertos en los que este improbable grupo de gente, que hoy estaría en la cárcel, se ponen de whisky hasta las cejas, empalman cigarrillos como posesos y bailan el watusi con los acordes de Henry Mancini, al que encargaron música de safaris y, cómo no, entregó una para coctels canallitas. La película tiene un nosequé que la hace extrañamente irresistible, puede que porque todo luce anacrónico, como una tía a la que no deberías haberte encontrado cambiándose. Y así, con el estipendio de unos furtivos que se sabían amparados porque "así eran las cosas entonces", uno no sabe si abandonarse a esas increíbles persecuciones en jeeps tuneados (ay, George Miller), reírse con lo de los elefantitos, enternecerse con la pobre Michèle Girardon (que 13 años después se quitó la vida por el amor no correspondido de José Luis de Vilallonga) o pensar que, al fin y al cabo, jamás volverá a rodarse una película igual. Exactamente igual, desde luego que no.
Saludos.

martes, 14 de octubre de 2025

El Nobel de la paz


 

Lo mejor de PREDATOR: KILLER OF KILLERS, aparte de su esmeradísimo trabajo de animación (Con LD&R's en la mirilla) lo compone su curiosa estructura, en principio episódica, pero que confluye habilidosamente en un final abierto, que deja la posibilidad de una continuación. Sin inventar nada que se salga del universo de los Yautjas, Dan Trachtenberg sigue la estela de la estimable PREY, saltando diferentes etapas temporales, desde los vikingos hasta los samuráis del Japón de 1600, o la WWII. Con resultado irregular, he de decir, aunque se agradece lo picado de la narración, más sensorial que intelectual, como buena película de acción que no busca mucho más que entretener. Su apartado técnico es asombroso, con algunas imágenes de gran belleza, aunque la historia, ya digo, es una nueva vuelta a los "depredadores" y su querencia por coleccionar trofeos por donde quiera que vayan. No esperen nada revolucionario, y sí una entretenida cinta repleta de sangre, desmembramientos y sangre fluorescente. 
Por cierto, lo del Nobel de la paz a una señora que pidió el bombardeo de su propio país es para que vengan del espacio exterior y nos cacen de una puñetera vez. Con lo contento que estaba yo el jueves con lo del húngaro...
Saludos.

lunes, 13 de octubre de 2025

¿Qué tendrá Montana, Montana qué tendrá?


 

Era inevitable que Robert Redford recalara en el melodrama más obvio y recalcitrante, lo que aún retumba, ocupando memes y recursos de mal crítico, en las innecesarias, agotadoras casi tres horas de THE HORSE WHISPERER. Una película con muchas películas dentro, y no todas necesariamente buenas. El arranque, prometedor, nos sitúa en un trauma tremendo, el que sufre la joven Grace (una casi debutante Scarlett Johansson) en un espantoso accidente a caballo, que le cuesta la vida a su mejor amiga, y a ella nada menos que una pierna. Sus padres, altos cargos en Nueva York, son incapaces de reconducir a la joven, que se encierra en sí misma, lo que lleva a su madre (Kristin Scott Thomas) a no sacrificar al caballo, muy malherido tras el accidente, con la esperanza de que la ayude a recuperarse. Para ello recurre a Tom Booker, un experto vaquero con la cualidad de "comunicarse" de alguna manera con los caballos, emprendiendo un largo viaje hasta el remoto rancho donde Booker ni siquiera la espera. No está mal para plantear una historia más o menos interesante, pero Redford se engolosina de su personaje (insoportable de tan perfecto), y decide que para ser la primera vez que se filma a sí mismo a lo mejor había que ponerle sonriendo con un prado detrás y la luz del crepúsculo cayendo suavemente. Ahora en serio, el libro ya era una gilipollez mojabragas de tomo y lomo, pero hay que ponerle mucho empeño y mucha paciencia a una película alargada hasta la exasperación, que va relegando la historia de superación de la pobre Grace en favor de la hijoputez de la madre, que por mucho Redford que sea, hombreee, que iba nada más a curar al caballo...
No recordaba haberla visto antes, y ahora sé por qué.
Saludos.

domingo, 12 de octubre de 2025

Rincón del freak #664: Lovecraft y buzukis


 

Una de las cosas más bizarras que he visto últimamente ha sido MINORE, una serie Z que parece salida directamente de las catacumbas de la Troma, pero que ha sido producida y realizada enteramente en Grecia. Con un espíritu absolutamente amateur y lúdico, se aleja radicalmente de ese "último cine griego", sesudo y cultureta, para ofrecer un descacharrante híbrido entre las películas de monstruos gigantes y una crítica social repleta de costumbrismo y lugares comunes. A ver, esto es una frikada hecha con cuatro dracmas, que hubiese mejorado una barbaridad en manos de, por ejemplo, Álex de la Iglesia; con efectos digitales hechos con el Windows XP, sangre de moussaka y un corolario de personajes que parece que pasaban por allí y actuaron por una botella de ouzo. Algunas cosas tienen gracia, como el arma definitiva contra la horda de mostruos marinos, consistente en pincharles un buen sirtaki, lo que recuerda demasiado a MARS ATTACKS, o la querencia por los torsos masculinos, en detrimento de unas féminas más guerrilleras. Qué quieren que les diga, yo sólo la recomendaría a gente muy abierta de sesera y con pocos prejuicios.
Saludos.

sábado, 11 de octubre de 2025

Pequeños y grandes gestos de la humanidad


 

Si el otro día traíamos aquí la figura de Jane Goodall, era de recibo invocar a la otra mujer que tanto hizo por dar visibilidad y proteger a los primates. Con una historia sorprendentemente similar, Dian Fossey no poseía ninguna experiencia ni preparación cuando, en 1967, se postuló para realizar la ingrata tarea de censar la población de gorilas en África Central. Nadie en su sano juicio se internaría, prácticamente en soledad, en un país en guerra civil continua, sin atención médica cercana (Fossey se hizo extirpar el apéndice para no sufrir un hipotético ataque), para esperar el milagro de que un gorila de más de dos metros no le arrancara la cabeza de cuajo. De todo eso va GORILLAS IN THE MIST, uno de esos títulos míticos (mitificados) con los que Hollywood tantas veces ha ejercido de "buen observador", cuando en realidad se trata de una dramatización a ratos emocionante, a otros ingenua, que se sustenta en una estupenda interpretación de Sigourney Weaver, una espectacular fotografía a cargo de John Seale (oscar por EL PACIENTE INGLÉS y curiosamente sin nominación aquí) y un trabajo increíble con gorilas reales, logrando algunas escenas de una belleza y veracidad pocas veces vistas en el cine comercial. Otra cosa es compaginar el trágico destino de Fossey, con toda probabilidad asesinada por los cazadores furtivos contra los que luchó de manera furibunda, y el discutible intervencionismo de cierta prensa "naturalista", no dudo que bienintencionada, pero que pasa casi siempre por alto las necesidades reales de los habitantes de esos lugares tan conflictivos, y este film no es una excepción.
Saludos.

viernes, 10 de octubre de 2025

Las reinas que importan


 

No hay mucho que decir de THE ADVENTURES OF PRISCILLA, QUEEN OF THE DESERT. Excepto su imparable explosión de tolerancia, de libertad y respeto, tan necesario en estos tiempos en los que hemos involucionado hacia las cavernas del odio y la ignorancia. La historia de estas tres drag queens, a bordo de un autobús rosa llamado Priscilla, cruzando el desierto australiano, sin perder el glamour en tascas de mala muerte, mientras interpretan a Abba o Gloria Gaynor, es ese antídoto contra la estupidez, porque representa ese descaro y frescura tan necesarios ante los discursos vacíos y rancios de un patriarcado que sigue sumido en su propia y confortable decadencia. Resuena la maravillosa interpretación de Hugo Weaving, algunos años antes de explotar con MATRIX o TLOTR, un increíble Guy Pearce, aún más desconocido por entonces, y sobre todo Terence Stamp, en una de esas interpretaciones que definen a un actor de pura raza. Los tres están en estado de gracia, aportando mucho de fábula estremecedora, en esta colección de estampas icónicas (el autobús como punta de lanza de la libertad), de alarido lúdico y contestatario que deberíamos empuñar como arma arrojadiza, que un taconazo duele mucho.
Inolvidable, absolutamente vigente y reivindicable.
Saludos.

jueves, 9 de octubre de 2025

En compañía de monos


 

A finales de los años cincuenta, Jane Goodall era una simple secretaria en las oficinas de una amiga, que poseía una granja en Kenia; una chica con 25 años, que había dejado Inglaterra sin un céntimo, pero con una idea que la acompañaría siempre: acercarse a los chimpancés en su hábitat, comprenderlos, establecer qué nos une íntimamente a ellos. Goodall fue contratada por un investigador como asistente, al que hizo una proposición descabellada: iría ella sola a estudiar a los primates en su entorno. JANE es un documental producido por National Geographic (para quien Goodall trabajó varias décadas), repleto de imágenes inéditas, bellas y elocuentes, en las que entendemos el insólito método de trabajo de una mujer que fue pionera, precursora de una zoología menos invasiva, que anteponía el respeto y la comprensión. Un acercamiento a la vida y la obra de una gran mujer, que nos ha dejado un legado impagable; embajadora de los derechos humanos, algo que jamás separó de los derechos de los animales. Amó tanto a unos como a otros, y de ella deberíamos aprender tantas cosas y no darlas por obvias.
Saludos.

miércoles, 8 de octubre de 2025

El mundo es un pañuelo


 

No puede abarcarse todo, pero ya me parecía raro no haber comentado hasta ahora RIO BRAVO, título capital del western, lección de cine tan generosa como elocuente, y una de las mejores y más emotivas historias sobre eso tan silenciado que es la amistad entre hombres. Y eso que no es de mis westerns favoritos, y la coloco como una obra maestra con matices, casi todos derivados de esa sensación de alargamiento innecesario hasta unas casi dos horas y media excesivas para una historia en modo alguno épica; Hawks invocaba aquí las mejores claves del cine mudo (su secuencia inicial es un portento de narrativa, demorando las primeras palabras de Wayne nada menos que cuatro minutos), ofreciendo un retrato repleto de naturalidad, donde cada figura obtiene su tiempo y su sitio. Me gusta pensarla como una pieza de cámara, y realmente lo es, el pueblo como no-lugar mítico, el bar-hotel donde se explican los movimientos y motivaciones de cada personaje, incluso los que no están presentes, o la cárcel convertida en improvisada vivienda del sheriff y sus colaboradores. Y un aparte aquí para dimensionar los personajes de Dean Martin y Walter Brennan, fundamentales para apuntalar una narración siempre al borde del punto de fuga. El primero es un taciturno alcohólico, cuyos demonios interiores ponen a pruba su amistad y lealtad hacia un Wayne que ejerce de hermano mayor, mientras el otro ofrece el alivio cómico, necesario, un viejo cascarrabias que necesita la aprobación continua, pero cuya voluntad jamás flaquea. El "malo", curiosamente, es más una entidad, casi siempre fuera de campo, como una amenaza abstracta que también sirve para enmarcar lo que más importa aquí, ese improbable dibujo de una familia que no es, pero se comporta como tal. Es en esas melancólicas aguas donde RIO BRAVO obtiene sus cartas de solemnidad, y lo que la ha hecho perdurar durante tanto tiempo, si bien no como una obra maestra absoluta, sí como el magistral trazo de un maestro en su plenitud creativa.
Inmortal.
Saludos.

martes, 7 de octubre de 2025

La Forma sobre el Fondo


 

Del mismo modo que ocurría en el Superman de James Gunn, la aproximación a los 4 fantásticos tiene mucho de pórtico liberador, una vuelta a las raíces que oxigene al fin el muy anquilosado panorama superheroico en pantalla. THE FANTASTIC FOUR: FIRST STEPS es, por un lado, el film que hace (al fin) justicia a los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby, paradójico por cuanto se trata de la piedra fundamental para entender la idiosincrasia del universo Marvel; pero también es un soplo de aire fresco para abordar este tipo de películas en adelante, con menos solemnidad y mayor atención a los detalles, traducido en una fidelidad disciplinar y, claro, estética. Es el único pero que le pongo, la sensación de ir con el freno de mano, si no echado, presto a ser activado. La historia es lo suficientemente potente (el advenimiento de Galactus para devorar nuestro planeta) como para haber ido todos los pasos más allá que puedan ocurrírsele a unos guionistas con un papel de calca, lujoso, eso sí, pero que se limita a trasladarnos (y no es poco) a aquellos comics de principios de los sesenta. Galactus es un concepto tan grande (en todos los sentidos), que su problemática parece cosa más para resolver filosóficamente que en una contienda física; una apuesta que el espectador ha de comprar sin rechistar, y que necesitaría un formato más cercano a la literatura de ciencia ficción. Por lo demás, un elenco creo que acertado, aunque Pedro Pascal cede mucho terreno ante una estupenda Vanessa Kirby y los muy competentes Ebon Moss-Bachrach y Joseph Quinn, sin olvidar a Julia Garner comoniendo un buen Silver Surfer o el imponente Ralph Ineson prestando su gravedad al "devorador de mundos". Curioso, porque me parece una cinta sumamente entretenida y que se complica poco la vida, pero a la que le veo material para haber sido mucho más grande. Quizá no lo necesite.
Saludos.

lunes, 6 de octubre de 2025

De padres e hijos


 

Vaya por delante que A RIVER RUNS THROUGH IT me gusta, porque conserva ese encanto clásico que Robert Redford daba a sus historias, de enseñanza y aprendizaje, lecciones de vida que aquí se muestran con la simpleza del personaje principal contándonos cómo fue su vida junto a sus padres, su hermano y el río que no sólo simboliza ese fluir vital, que personalmente me deja rechinando por exceso de obviedad, sino el punto de encuentro a donde dejarse llevar con sinceridad y pausa. Un río para pescar, y testigo mudo del devenir de estos dos hermanos tan diferentes pero iguales. El mayor, Craig Sheffer, de talante templado y que sólo aspira a graduarse, encontrar un buen trabajo enseñando y casarse con la única chica para la que tiene ojos; mientras, un por entonces incipiente Brad Pitt, el menor sobrevive trabajando en el periódico local de Missoula (curiosamente, la ciudad natal de David Lynch), ahogado por las deudas de juego, pero con un carácter tan rebelde como encantador. No hay mucho más que contar en esta película bonita de ver, incluso con momentos de estupendo cine, que en mi opinión hubiese ganado con menos bucolismo y reforzando la psicología de sus personajes, algo que Redford bordó en su debut, por poner un ejemplo. Una película que parecen fotografías en fila, para que uno escoja la que más le guste, con escenas impecables (las de pesca, por ejemplo) y otras que tienen algo de maestrillo castigando de cara a la pared, de tarta de manzana enfriándose en el alféizar o escaparate de misal en temporada. No dejen, empero, que un pesimista como yo les arruine el visionado de un film, por otra parte, que en ojos del espectador adecuado puede resultar fascinante.
Fantástica fotografía de Philippe Rousselot, por cierto, que aquel 1992 se llevó el premio de la Academia.
Saludos.

domingo, 5 de octubre de 2025

Rincón del freak #663: ¿Es tu espada o te alegras de verme? O, respuestas definitivas a los grandes misterios de la política actual


 

Como lo prometido es deuda, continuamos deshojando la saga del ¿bárbaro? ¿guerrero? ¿ladrón? ¿pichabrava?, antes de que se nos eche Sitges encima. Y hay poco que contar de DEATHSTALKER III, una indigente producción rodada enteramente en México, con lo de curiosamente sintomático que tiene, como procederemos a explicar en breve. Película mala, hecha a toda prisa, con un guion demencial que mezclaba hechiceros, princesas, muertos vivientes y amazonas, sin que nada de ello aparezca, porque todos los personajes hacen las mismas cosas. Y acabaría aquí la reseña, pero tengo que ponerme con los actores, y sobre todo las actrices; no por nada en particular de su trabajo, que es paupérrimo. John Allen Nelson, que luego estaría en Baywatch, es un protagonista inane, que se ríe mucho, pero que te cae peor que el malo, un señor calvo con pinta de árbitro ochentero llamado Thom Christopher, mientras que la "actriz" local Claudia Inchaurregui se dedicaba a tirar flechas poniendo morritos, antes de dedicarse al zumba. Pero, ay amigos, hay aquí una sorpresa inesperada, porque el único punto sesudo del guion se lo lleva el papel doble de las princesas Carissa y Elizena, aspirantes a gobernar un reino de ensueño, aunque estén dotadas de caracteres contrapuestos: una, soberbia y caprichosa, la otra comprometida y humilde. Pues bien, la "actriz" que desplegaba sus facultades interpretativas era una tal Carla Herd, que no les sonará porque ese era su apellido de soltera, que trocó por el Sands de Fred Sands, un importantísimo hombre de negocios vinculado con el partido republicano, con el que estuvo casada hasta la muerte de éste en 2015. Ahí empieza lo divertido, porque justo después Carla Sands donó un cuarto de millón de $ a Mr. Trump, en la que fue la campaña de su primer mandato, y éste, haciendo honor a su ojo para designar a gente en sitios, envió a la "pobre viuda" en calidad de embajadora... ¡a Dinamarca!... ¿No daría esto para una peli muy chula de metacine, en vez de remedar otra vez los espadazos de saldo y atrezzo? Apasionante en cualquier caso, como explicarle al señor naranja que es mejor llevarse bien con México, que allí los rodajes eran más asequibles...
Bonita anécdota, que rubricamos en apenas un par de semanas.
Saludos.

sábado, 4 de octubre de 2025

Amar es lo que más duele


 

A ver, NOVOCAINE debería no gustarme, pero nada nada. Mi impresión es que son las dos horas mejor empleadas en mucho tiempo, y no dejo de frotarme los ojos, preguntarme si aún hay esperanza para unos guiones maravillosamente escritos, que soportan cualquier cosa que le echen. Es el caso de este frenético film, que cada decisión que toma tiene un porqué que nos va explicado sin reiterar, ni ir de sobrado. Es un thriller y una comedia, y una peli de acción con escenas muy bestias, sin medias tintas, y la vis cómica de Jack Quaid, que me resultaba cargante en The Boys pero aquí es perfecta, le da un gamberrismo que parece directamente sacado de un cómic de Dark Horse. Y aun así, digo lo del guion porque lo importante es lo que late en cada escena violenta o cada chiste, que es una pulsión romántica irresistible. En su tramo final, Nathan Caine, ese apocado empleado de banco, al que le han dado más golpes por dentro que por fuera, enseña un tatuaje completado, una escena prototípica de los cuentos de hadas, con la princesa rescatada del torreón acechado por dragones, y ahí está todo el cuerpo del film explicado, en el de su protagonista. Caine no siente dolor en absoluto, lo que podría confundirse con insensibilidad, pero tras conseguir una cita con una compañera de trabajo descubre que el pacer es otra cosa, y el amor otra aún más intensa, y que podría llevarle a la perdición.
Así las cosas, me sorprendió descubrir que ya había visto la anterior película de Berk y Olsen, SIGNIFICANT OTHER, de la que no tenía muchos recuerdos (es muy inferior), pero que también proponía un audaz reto, el de un organismo alienígena que experimenta el amor tras invadir y poseer el cuerpo de un joven, sin que su pareja sospeche lo más mínimo.
Gran acierto por tanto, una película sin ínfulas ni pretensiones, más allá de pasar un rato de emociones encontradas, mientras acompañamos a Nathan (Novo)Caine en su particular cruzada, como un Quijote moderno con el que aprendemos qué cosas duelen más.
Entretenidísima.
Saludos.

viernes, 3 de octubre de 2025

La memoria muerta


 Leí en su momento BELTENEBROS, llevado por el impacto que me produjo "El jinete polaco" (otro nivel), y que me sirvió como preámbulo para enfrentarme a la adaptación de Pilar Miró, empresa nada sencilla para captar el intrincado léxico del escritor jienense, para lo que contó con la colaboración inestimable del gran Mario Camus y el también escritor Juan Antonio Porto. El resultado es, para quien esto escribe, el mejor posible. Un thriller gélido, desapasionado, casi abúlico, ataviado con un excepcional Terence Stamp, invocando al Delon de Melville, pero con más corazón y principios que aquél; un "hombre que no existe", que luchó junto a los perdedores republicanos, fue sentenciado y logró escapar a Inglaterra. Lo que se apunta, también en la novela, es el destino marcado de Darman (el seudónimo del seudónimo), su sino fatal que lo arrastra, más de veinte años después "a asesinar a un hombre que no había visto nunca", encontrándose con una España miserable y mentirosa, plagada de costras y carcasas. Allí encuentra a una prostituta muy cara que de vez en cuando hace de Rita Hayworth sin vestido, a un proyeccionista que miente muy bien, un repugnante psicópata sexual y, al final, a un hombre inocente, pero marcado para morir. Quédense con la gran interpretación de Stamp, la hermosa partitura de José Nieto, y sobre todo con la sublime fotografía de Javier Aguirresarobe, que fue uno de los tres Goya que se llevó y el principal baluarte para alzarse con el Oso de plata en Berlín.
De lo mejor que rodó Pilar Miró sin duda alguna.
Saludos.

jueves, 2 de octubre de 2025

El efecto Profiden


 

Paradójicamente, RICH FLU es una película insoportable, incluso ofensiva de ver (en algunos tramos, no seamos cabrones), pero irresistible de comentar, por la cantidad de contradicciones e incongruencias que incurre, sin que nadie se lo haya pedido a su director y guionista, un Gaztelu-Urrutia que ya metió la gamba con la innecesaria secuela de EL HOYO. Como sea, la premisa es maravillosa, y de alguna manera parece un spin-off o extraña precuela (esto habría sido un golpe de ingenio) de lo de las plataformas, lo que incluso se sugiere en algún pasaje. No, el gran problema de esta película destartalada y adorablemente ingenua es, por ejemplo, mostrar ideas interesantes para descartarlas inopinadamente, hacer desaparecer a sus personajes mejor escritos (Timothy Spall) para dar cancha a otros que no aportan absolutamente nada (curiosamente, Rafe Spall), o crear una protagonista (Mary Elizabeth Winstead) que, sin un solo rasgo psicológico comprensible, pasa de hija de puta sin escrúpulos a madre protectora, y por si fuera poco lo culmina como una vengadora psicópata. El asunto es que los ricos, los muy ricos, se mueren por una extraña epidemia, cuyo único síntoma es una dentadura exageradamente resplandeciente, y por el único motivo de ser tan ricos. Ya de por sí es jodido dar una explicación plausible a cómo diantres hay una enfermedad así, lo que deriva en que Urrutia tira por la calle del medio, le da una patada a la Winstead colina abajo y convierte la reflexión moral en una bazofia en la que todos los problemas se resuelven a base de puñetazos, carreras y otras heroicidades. Cosas del plataformeo. Mi opinión es que hubiese sido más valiente y políticamente incorrecto plantear una distopía en la que, por lo que sea, al pueblo por una vez no le dé por votar a quien le esclaviza, y luego ver qué pasa con esas minorías fuera de los capitolios. Es como un Guy Debord para la generación de cristal, lo siento mucho, y más cuando una vez más todo es un enorme elefante blanco, el de las relaciones familiares dañadas. Empiezo a pensar que hay gente que hace elículas para ahorrarse el psicólogo.
Lo peor: los últimos quince minutos, romantizando la vida tribal con bailecitos en la playa a media tarde.
Por cierto, la película ha recaudado en todo el mundo un millón de euros, exactamente la misma cantidad que ha recibido en subvenciones. Saquen sus conclusiones.
Saludos.

miércoles, 1 de octubre de 2025

Más estrellas


 

Uno de los datos más estremecedores de la astronomía nos dice que, con toda certeza, hay más estrellas en el universo que granos de arena en nuestro planeta. Intenten hacer un cálculo, pero no se puede. Lo que sí se puede hacer es reflexionar en base a estos términos inconcebibles, porque donde los seres humanos que hacen honor a su especie se quedan en un humilde acto de contrición, los ufanos, ensimismados con un ombligo frecuentemente habitado de pelusilla, llevarán su escaso magín, como en un hipervínculo, hasta el último video de TikTok. Esta contradicción es también una verdad incontrovertible, y al menos a quien esto escribe contra viento y marea le sirve para construir el umbral de LAND OF THE PHARAOHS, aquella superproducción que literalmente obligaron a rodar a Howard Hawks, que después observó el inevitable batacazo en taquilla sin inmutarse. Básicamente porque hizo una de las mejores películas que Hollywood ha entregado sobre faraones, pirámides y arena, mucha arena. Un film aparentemente gigantesco, pero en el que cobraban mayor importancia los interiores, las intrigas en el reinado del megalómano Keops, obsesionado con acumular riquezas incalculables que le acompañaran en la tumba. Para ello, sólo un obstáculo: construir el descomunal panteón, para lo que emplea a un arquitecto judío, a condición de liberar poco a poco a su pueblo cautivo. Pero la irrupción de la insolente princesa chipriota Nellifer, cegada de ambición, la lleva a elaborar un maquiavélico plan, con el que pretende acabar con Keops ganándose su corazón, y así reinar Egipto en solitario. Sin grandes estrellas (ni siquiera una por entonces desconocida Joan Collins), Hawks concita un eficaz alegato humanista, en esplendoroso Cinemascope y "Warnercolor", y apoyado en la tremenda banda sonora de Dimitri Tiomkin, cuya partitura influyó decisivamente a Philip Glass en la composición de su ópera Akenathon. 
Te arregla una tarde tonta sin aparente esfuerzo.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!