DISTRICT 9 es una de las más agradables sorpresas de esta convulsa temporada cinematográfica. Lo diré claro: de las tres a seis propuestas más importantes del año, ésta va ganando por goleada ¿Su secreto?: una más que saludable falta de prejuicios y un inteligente uso de lo que a la mayoría de directores sólo les supone estorbos, que no es más que ser consecuente con la época en la que se enclava la trama, con todos sus avances tecnológicos; sobre todo sin ocultar que ya pocas cosas pueden ocultarse a la mirada fría e inquisitoria de una cámara anónima. Pero DISTRICT 9 es también un verdadero prodigio de montaje, donde el tiempo real, en este caso una frenética cuenta atrás, deja al espectador literalmente sin resuello, y donde lo de menos son sus efectos especiales, que son espectaculares y muy bien dosificados. Una especie de serie B de lujo, con mucho de aquel viejo espíritu de Roger Corman y Robert Wise que nos advierte de varias cosas, por ejemplo de que nadie es el bueno cuando se trata de sobrevivir y que el hecho de que estemos informados 24 horas al día no significa necesariamente que estemos siendo bien informados. DISTRICT 9, casi sin quererlo, es un brutal alegato anti racista (y no digo colores), pero lo mejor es que es muy muy entretenida y nunca podemos imaginar qué pasará en el siguiente fotograma. Esperemos que suponga un cierto camino a seguir en el sci-fi moderno.
Saludos de gamba.
2 comentarios:
Ojalá cree escuela. Para mi es una obrita maestra, una joyita de su género innovadora y genial.
Como ya posteé. Una obra maestra del nuevo cine fantástico.
Saludos
Publicar un comentario