domingo, 13 de septiembre de 2009

La justicia siempre llega tarde

Después del descalabro que, seguramente, va a suponer TETRO, nada volverá a ser igual al referirnos al último magnate de la imagen filmada. Sí, claro que siempre nos quedarán los padrinos y los apocalipsis, pero se hace patente, más que nunca, el carácter escurridizo de un tipo que nunca terminó de encajar en la gran industria y acabó estrenando menos que cualquier novatillo de Sundance.
Pero ni tanto ni tan calvo, porque hay un periodo, el comprendido entre la ruina de ONE FROM THE HEART y THE GODFATHER III, donde F.F. comprendió finalmente (la única salvedad sería DRACULA) que aquel Midas había muerto una década antes y nadie se había percatado. El sueño acabó, pero quedaron algunos de los films más personales de este esteta de la conciencia, como OUTSIDERS, RUMBLE FISH o COTTON CLUB, seguidos de uno de sus mejores trabajos, PEGGY SUE..., y rematado finalmente por un título que sigue siendo neblinoso y poco valorado por su condición de "casi invisible".
Hace veinte años, Coppola intentó emular la hazaña de Welles y su citizen, abordando la fascinante historia de Preston Tucker, un visionario de los de verdad que se enfrentó por su cuenta con la imparable maquinaria industrial, un artesano de los coches que construyó el Tucker, un automóvil con calidades de lujo que, sin embargo, se vendía a un muy bajo precio, dada la nula propensión a forrarse de este loco maravilloso al que dio vida un Jeff Bridges pletórico. TUCKER: THE MAN AND HIS DREAM se empapa asimismo del espíritu de su protagonista y se erige en película insobornable sobre la fatalidad del sueño americano, más cercana a Eastwood que al grandioso Coppola de antaño. Parece evidente que su autor comprendió dónde debe ir el dinero y echó mano de Vittorio Storaro para retratar un ambarino instante que a menudo ha sido glorificado por demasiados memos, incapaces de ahondar en las miserias tras las amas de casa perfectas y los mariditos cumplidores; una especie de REVOLUTIONARY ROAD a la inversa, donde los malos efectivamente existen y la tragedia es la imposibilidad del hombre que sueña para enfrentarse contra lo que no puede ser movido de ninguna manera.
Reconozco que Coppola no va a ser recordado por este intenso film, tampoco Preston Tucker fue reivindicado por nadie tras arruinarse definitivamente. Curioso ¿verdad?
Saludos soñadores.

2 comentarios:

Crowley dijo...

Recuerdo esta película de cuando era pequeño y me encantó el homenaje que se le hizo en Los Simpsons cuando Homer diseña su coche.
Saludos

Dr. Quatermass dijo...

Pues subscribo el comentario de Crowley, me encantó en su día y no la he vuelto a revisar. No es El Padrino pero está muy bien. Ahora hay por ahí una con un argumento muy parecido, no recuerdo el título...

Saludos!

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!