No cabe duda de que David Fincher es, actualmente, uno de los puntales del cine norteamericano; uno de esos extraños casos que consigue aunar mágicamente el éxito comercial con el beneplácito de la crítica. Pero si hablamos de SEVEN, su obra más importante hasta la fecha junto, seguramente, a ZODIAC, deberíamos expandir las posibilidades e ir un paso más allá. Y es que vista ahora, catorce años después, SEVEN no es "una película más con cierto esoterismo, pareja policial y loco asesino pero inteligente a la par que retorcido". No. SEVEN fue el film que lo inició todo, y luego vinieron otras doscientas, algunas dignas, otras aberrantes, ninguna a tan alta altura.
Fincher propone al espectador adentrarse en una enigmática tela de araña en la que nada es casual y cada paso del dúo protagonista (Pitt y Freeman sentando cátedra de un cierto estereotipo) está friamente calculado para llegar a uno de los mejores desenlaces de la historia del cine; y no exagero, porque cada vez es más complicado que un final esté a la altura de las expectativas creadas y en SEVEN podríamos afirmar que esas expectativas son sobrepasadas con creces. Toda la urdimbre de los asesinatos "con causa", atendiendo cada uno a un pecado capital, es ingeniosa y mantiene al espectador con ese ansia de querer saber más; la película es entretenida, ágil, y reta constantemente a la inteligencia. Cuando todo esto ocurre y, sin embargo, lo mejor es reservado para el final, es cuando se puede hablar de obra maestra sin problema. Y se hace buena la frase del impresionante Kevin Spacey en su brusca y espectacular irrupción, ya al final, con la que es capaz de justificar sus horribles crímenes y dejar sin argumentos no sólo a los perplejos detectives, que no pueden creer que se haya entregado sin más, sino al mismo espectador, que asiste por primera vez a un desenlace donde todas las claves del género quedan subvertidas por una frase demoledora: "Si quieres que alguien te escuche no basta con darle una palmadita en la espalda, debes golpearle con un mazo".
Impresionante.
Saludos capitales.
4 comentarios:
Pues sí, IMPRESIONANTE. Una de esas películas que se te quedan grabadas a sangre y fuego. Mil veces imitada pero nunca ninguna otra a su altura.
Peliculón, como todos los de Fincher. Bueno, casi todos.
Pues convengo contigo en que Seven visto 14 años después no es más que otra peliculilla. Y si bien tenía la gracia del suspense con el rollo de los pecados capitales, tampoco me pareció gran cosa cuando la vi por primera vez. Esto es una opinión minoritaria, claro está, a la vista de la buena recaudación que tuvo. Lo bueno de Seven es que abrió una puerta, aunque no estoy seguro de si era absolutamente necesario.
Un abrazo.
Hombre, tengo mucha estima a Fincher, pero si tengo que elegir alguna obra maestra suya sería "el club de la lucha". Me has sorprendido, esta si que no me la esperaba, aunque podría llegar a estar de acuerdo. Saludos!
Publicar un comentario