viernes, 25 de septiembre de 2009

Los caprichos de un hombre sobrio

Es THE THIN RED LINE una película de las que llevaba queriendo comentar desde que empecé el blog, algo me lo impedía una y otra vez y no sabría decir el qué. He tenido pequeñas discusiones con otros blogueros, discusiones sin importancia en las que, ante su exaltado y fascinado discurso, yo anteponía el hecho de que me parecía un film altamente pedante, con una cantidad de tiempos muertos excesiva y con un montón de actores/personajes metidos con calzador, que debían salir porque Malick se había empeñado en que los secundarios debían estar interpretados por primeros actores (Penn, Travolta, Nolte, Cusack, Clooney... etc) y el protagonista por un incipiente Jim Caviezel, al que nadie conocía por entonces. Una especie de drama bélico/metafísico en la que una escena de National Geographic, aderezada con la etérea música de Hans Zimmer y con una voz en off de tono trascendente nos adoctrina sobre que las guerras son mu malas y que sólo hay perdedores y tal y tal. Así durante tres horas de nada, que se dice pronto. Pero como soy muy consecuente y muy cabezón para mis cosas, volví a ver THE THIN RED LINE hará unos tres o cuatro meses y ha habido una transformación que además de significativa ha sido curiosamente simbiótica. Primero debo decir que los actores están bien dirigidos y Malick busca ese último gesto que no haya sido interpretado antes; la trama, insisto, no es nada que no se haya visto antes, pero está entretenida aunque no te enteres de gran cosa. El gran problema, insalvable problema, es la fragmentación de su largo metraje, que en el último tramo lo hace ya un poco insoportable, con tanta playa y tanta palmera.
Pero bueno, al grano, que dijo el inventor del Clearasil: comparada con INGLORIOUS BASTERDS, THE THIN RED LINE es una obra maestra absoluta; y no creo que a nadie debiera rechinarle esta comparación, al fin y al cabo Tarantino insistió en trasplantar a sus matones pagados de sí mismos, paradigma de un fin de siglo convulso y sin importancia, a un marco histórico donde miles de autores han intentado decir la última palabra. Porque las pelis de guerra, como los westerns, hay que saber hacerlas, digo yo.
Y vaya post curioso y contradictorio que me ha salido, con lo ortodoxo que soy por las mañanas.
Saludos delgaditos.

1 comentario:

Cinemagnificus dijo...

Tal vez debería haber sido algo más corta, pero a mi me sigue pareciendo una maravilla de película en casi todos los aspectos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!