martes, 13 de octubre de 2009

Los síntomas de la enfermedad

Sería algo vergonzoso por mi parte achacar algún tipo de correspondencia, e incluso responsabilidad, al sintomático último trabajo de don Luis García Berlanga, el maestro Berlanga, y usarlo como arma arrojadiza contra esas hordas diletantes que llegaron después (aunque algunos ya estaban antes), adaptando torpemente el libro de estilo que el valenciano fue construyendo con mano maestra junto a Rafael Azcona. Berlanga se despidió con PARÍS TOMBUCTÚ, quizá su peor trabajo y que no hizo justicia a una filmografía tan insigne como la suya. Aquí, el alter ego interpretado por un perdidísimo Michel Piccoli se inmiscuye (y creo que ésta es la palabra adecuada) en Calabuch sin ser mesías ni mártir, tan sólo un observador desencantado y sobre todo muy cansado, cansado de luchar, de pretender que le escuchen, de ser brillante... cansado de vivir. Este personaje busca el suicidio sin conseguirlo y por el camino "se entretiene"; todo el mundo es amable con él, las mujeres se lo disputan y hasta logra el bendito derecho a rechazar el mundo material mientras saborea una paella junto al mar... Demasiadas cosas para tan pocos argumentos, pese a que en el cine de Berlanga, es cierto, siempre hubo muchas cosas, lo que pasa es que aquí falta quien las ordene y clasifique; hay un sospechoso tufillo anarquistón de sainete, republicano a lo "Don Friolera"... ustedes me entienden... Un batiburrillo en el que pocas cosas se tornan visibles y donde sólo debería salvarse el hecho de que Berlanga usa este incomprensible artefacto como particular corte de mangas contra una sociedad, la nuestra, la de ahora, la de aquí, a la que ya ha dejado de intentar comprender. Y es que si a Berlanga no se lo perdonamos todo ¿a quién si no?
Saludos levantiscos.

6 comentarios:

atikus dijo...

Desde luego...yo a Berlanga le predono todo, faltaría!

Salud!

Anónimo dijo...

Al leer ésto que dices de "una sociedad a la que ya ha dejado de intentar comprender" me vino a la cabeza aquella frase de mi primo Mauricio: "es bueno adquirir poco a poco la conformidad de no entender nada". Por otro lado, creo que a Berlanga no hay que perdonarle nada, no ha babeado en su vida, no ha dejado de ser crítico e independiente, la vejez no lo volvió dulce y acomodaticio, etc etc. Su última película sigue manteniendo el nivel y el discurso.( yo no echo de menos a Rafalito)

Cinemagnificus dijo...

Bueno, si, se le perdona todo, pero no todo todo todo XD A mi esta me parece super floja, y creo que el genio se le fue un poco a este hombre cuando la democracia entro en escena. Pero joder, es un maestro irremisiblemente.

Groupiedej dijo...

Yo es que es otro que creo que se ha quedado con nosotros totalmente... porque si no no se entiende que alguien como él haga algo como esto.
Y claro que se le perdona, pol Dior... Haber filmado Plácido es motivo de cualquier tipo de perdón per se...

Crowley dijo...

Pues la verdad es que Paris-Tombuctu no es película digna para que sea su final, pero...

José Angel dijo...

París Tombuctú es una película lamentable. Pero es que el estado del propio Berlanga cuando la hizo empezaba a ser lamentable también. Pero ahí está toda su obra para que la disfrutemos sin descanso.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!