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El caso es que su último artefacto se llama BRONSON y cuenta (es un decir) la monótona peripecia de un tipo que existe de verdad en el Reino Unido y que lleva entre rejas 34 añitos y ha pasado por un centenar de prisiones, porque lo de la buena conducta parece que no va con él. Y poco más les puedo contar, porque el argumento consiste en colocar la cámara en posición cenital y que Tom Hardy (lo poco destacable es su interpretación) se pelee constantemente contra un montón de policías. En un momento dado lo drogan y lo meten en un pabellón psiquiátrico, y aunque se parezca en demasía a lindezas como LA NARANJA MECÁNICA o ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO, el vacío es ciertamente preocupante. No sabemos nada del tal BRONSON, ni sus motivaciones, ni si la charanga visual responde a algún tipo de denuncia carcelaria o si este tipo nos quiere acojonar (mirad qué gente más malita hay por ahí)... no sé; todo es confuso, con musiquilla guay (se dice cool ¿no?), iluminación de hospital... Bueno, le hará gracia a esos tipos que llevan un colgante con el logotipo, perdón, quería decir símbolo, de la paz y una camiseta de Charles Manson, que me consta que los hay. A mí, francamente, no me hizo ni puta gracia.
Saludos entre rejas.
1 comentario:
Algo había oído de este señor y sus peripecias... pero como a ti, no me mola nada de nada la glamourización de señores como estos.
No sé si la veré :-(
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