miércoles, 7 de octubre de 2009

Un discurso afilado

No soy fanático de Tim Burton, ni de los musicales, ni de las puestas den escena teatrales, ni de los ambientes góticos. No, por muy atractivo que todo esto pueda ser. Y eempezaría por resaltar algo que puede sonar extraño, pero que se revela verdadero a poco que hagamos un ejercicio de memoria. Tim Burton, un director que se ha hecho famoso gracias a su retorcida visión del mundo, dotando a sus trabajos de cierto aspecto lúgubre, fúnebre, cadavérico casi, no ha sido más ni menos correcto que cualquier otro director de cine "convencional". Y es que Burton sólo suele quedarse en la pátina, el envoltorio, en ese brillo apagado que dota de macabra intensidad sus obras; más cercano entonces a cierto clasicismo, más interesado en sugerir que en mostrar, que a la contemporánea tendencia al exceso visual por explicitar cada detalle, por nimio que pueda ser. Pero Burton filmó SWEENEY TODD: THE DEMON BARBER OF FLEET STREET, la obra musicada de Stephen Sondheim, y, pese a que todos los elementos de su cine son fácilmente reconocibles, estamos, sin duda, ante la obra más terrorífica, sangrienta y maliciosa de este director.
SWEENEY TODD... alterna unos números musicales muy bien interpretados, con un dinámico sentido del ritmo que permite no perder en ningún momento una trama que va tornándose más oscura a medida que nos adentramos en los motivos que llevan a Todd (extraordinario Depp) a construir una demoníaca venganza contra el captor de su esposa, un juez corrupto al que da vida un excelente Alan Rickman. Entre medias, se aliará con una inquietante vendedora de empanadas cuyos ingredientes me cuidaré mucho de revelar aquí, una sorprendente y rompedora Helena Bonham-Carter. Y entre amenazadores números musicales (cantados, más que bailados) y una ambientación cuidada al detalle, SWEENEY TODD... es capaz de sorprender con varios elementos, como el ingenio mecánico mediante el que el barbero diabólico degüella a cientos de incautos sólo para calmar su inacabable sed de venganza, y que contiene los momentos más gore de toda la filmografía de Burton; amén del retorcido y muy logrado personaje al que da vida el polémico Sacha Baron Cohen. Una orgía de sangre que recuerda al mejor Poe y que personalmente (sólo pondría por encima la magistral ED WOOD) me parece su mejor trabajo hasta el momento.
Saludos afilando la navaja...

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!