domingo, 8 de junio de 2008

Vacaciones infernales

Aprovecharemos que Don Sol empieza a picar de lo lindo y que, por lo tanto comienza nuestro particular martirio veraniego, para hablar de una película más sudorosa y grasienta que un concierto de Motorhead.
Me refiero a ANGEL HEART, del siempre interesante aunque a menudo desaprovechado Alan Parker.
La trama, en un principio, no es nada que no se haya visto antes: un detective desastrado es contratado por un pulcro y enigmático personaje para esclarecer un misterioso asesinato.
Hasta aquí vamos bien. Lo que diferencia a ésta de otras peripecias detectivescas es que la víctima resulta ser el propio detective, que se ve bandeado durante todo el metraje en una opresiva atmósfera que incluye vudú, extorsión, corrupción y hasta al mismísimo diablo.
Hay algunas escenas memorables en las que Parker explota su faceta más inquietante, como la entrevista entre Robert de Niro (grandioso) y Mickey Rourke (la primera vez que se puede hablar de él como un actor, de la segunda y última hablaremos próximamente); de Niro hipnotiza al detective con ingeniosos giros verbales mientras pela un huevo duro; ni efectos especiales ni ruidos innecesarios, sólo sabio minimalismo visual para crear terror en estado puro.
Como tremendo es el encuentro de estos mismos personajes en una iglesia (imagínense) y departiendo de lo divino y lo humano.
Menos me gusta, por ejemplo, la resolución (sorprendente, por otra parte) del caso, donde los repetitivos flashbacks desvirtúan la tensión que se había creado con anterioridad.
Una recomendación: si pueden rescatarla en DVD, no se pierdan los títulos de crédito, donde el detective desciende literalmente al infierno en una ingeniosa secuencia intermitente que muchos seguro que se han perdido por las incomprensibles mutilaciones televisivas.
Saludos rituales.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!