sábado, 14 de junio de 2008

En primera persona

Vaya, vaya. La locura en el cine. Cuánto ha chupado el cine de la locura, no sé si tanto al revés.
ONE FLEW OVER THE CUCKOO´S NEST, la película de locos por excelencia. La dramática (y ciertamente desasosegante) historia de un tipo demasiado curioso y demasiado implicado que intenta destapar por todos los medios el trato vejatorio sufrido por los internos de un psiquiátrico; el peligroso contacto íntimo con esa última frontera que el hombre probablemente jamás llegue a conquistar y que se llama mente.
Un eficaz trabajo del eficaz Milos Forman en su segunda aventura norteamericana, con Jack Nicholson en pleno éxtasis histriónico y la estupenda Louise Fletcher como una terrorífica enfermera jefe.
La historia es de sobra conocida a estas alturas, por lo que hablaré de dos aspectos que me interesan especialmente por encima de cualquier otro. Primero están las interpretaciones, que dan un interesantísimo carisma de realidad difícilmente encontrable en el cine norteamericano (¿les suena de algo LOS IDIOTAS de Trier?) y que presenta, por un lado, a unos personajes absolutamente sintomáticos de una sociedad enferma, que educa mediante la represión y tolera el abuso de autoridad al desentenderse desde el principio de un posible acercamiento y/o comprensión, catalogando a ser humano como apto o no apto al no cuestionarse qué hace diferente a un individuo de una masa social.
En este aspecto creo que la película está perfectamente definida y siempre intenta eludir el costumbrismo televisivo, que encasilla a las personas como si de especímenes de estudio se tratase.
Por otro lado, me sigue fascinando, 33 años después, ese grito desesperado del hombre que se sabe libre pero choca inevitablemente contra el muro burocrático, en una curiosa mezcla de los posibles (y antagonistas) mundos de Kafka y Zola. Nicholson interpreta aquí a un sabelotodo que intenta eludir la cárcel fingiéndose loco y, una vez trasladado al psiquiátrico, es engullido por el sistema y, aunque pone todo lo que está en su mano para cambiar las severísimas reglas internas, también él acaba sucumbiendo, lo que da una idea de qué clase de película trató de poner en pie Forman. No desde luego un dramón de sobremesa sobre superaciones varias, ni tampoco un vehículo para el lucimiento personal de Nicholson, aunque bien pudiera parecerlo, sino más bien un trabajo serio que (afortunadamente) no desdeña en ningún momento al medio al que pertenece, sino que exprime todas sus posibilidades y lanza una seria denuncia no sólo hacia estas instituciones, también denuncia al hombre pasivo, que jamás moverá un dedo para cambiar su situación al haber estado demasiado tiempo instalado en el miedo y la obediencia ciega.
Una pregunta al aire: ¿quiénes son los locos?
Esperanzados saludos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Sr.dvd, sólo añadir que esta gran película tiene detrás una gran novela del hippy Ken Kesey, gran amigo de los ácidos.El tito Ken trabajó en un psiquiátrico durante una temporada y conoció el asunto de cerca. Besos para ti y para el Brigadier( me tiene contento!).

dvd dijo...

No he leído la novela aunque la conocía. A ver si alguien saca otra peli sobre locos (no valen las de Chuck Norris).

David Cotos dijo...

Indéfilo Cinesdable: Es cierto el personaje entra sin ninguna alteración mental pero termina mal, el sistema los destroza.

Acabó de publicar también un post sobre la locura en la película argentina "Hombre mirando al Sudeste". En mi espacio de Cine Argentino.
http://observandocineargentino.blogspot.com/2008/12/hombre-mirando-al-sudeste.html

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!