martes, 17 de junio de 2008

La técnica emotiva

A estas alturas, supongo que habrán quedado avisados todos los que pensaban encontrar la típica pagina sobre cine, con los típicos comentarios chorras y las películas de siempre ara no variar.
Hecha esta aclaración, hablaré sobre THE LORD OF THE RINGS, la obra maestra de J.R.R. Tolkien.
¿El capricho de un friki hecho realidad que es, ni más ni menos, la irregularísima cinta del neozelandés Peter Jackson? No, gracias. No al menos mientras se pueda hablar de la versión animada que Ralph Bakshi realizó 25 años antes y de la que, estoy seguro, casi nadie se acuerda.
Vi esta trepidante epopeya (que de infantil no tiene nada) con apenas diez años, y el impacto fue tal que seguidamente hice todo lo que estaba en mi mano para dar con el libro. Lo máximo que mi corta edad me permitió entonces fue acceder al cómic de Luis Bermejo, lo cual no está mal, creo yo. En plena adolescencia leí, al fin, los preciados tres volúmenes del genio sudafricano y los continué, un poco más tarde, con el prescindible "The Hobbit" y el imprescindible "The Silmarillion". El haber tenido una amplia perspectiva sobre una obra tan compleja como ésta desde bien pronto fue, probablemente, la causa de que lo que otros entendieron como una maravilla (lo de Jackson) yo lo recibiese de manera más bien tibia. Mucho lujo pero poco corazón... ¡Ah! y unas cuantas escenitas robadas por la cara al experimento de Bakshi.
Experimento porque se innovó con una técnica que mezclaba dibujos y personas físicas; y lo que muchos no han entendido aún de esto es la intención, legítima a todas luces, de separar de la manera lo más explícita posible a los humanos de los personajes más fabulosos. Más discutible, aunque no por ello pierda su fuerza, sería el empleo de dicha técnica en personajes no humanos, como los orcos o los Nazgûl, que encabezan esta reseña.
Sirva como ejemplo y defensa de lo que digo, la comparación visual de la emblemática escena del enfrentamiento entre Gandalf y el Balrog, y luego busquen las siete diferencias... si es que las hay.




Bonita ¿eh? Y ahora la otra. Sí, claro que es mucho más espectacular, hasta ahí podíamos llegar; pero la copia es burda e infame hasta no poder más, y eso sí que se lo podía haber ahorrado Jackson.





Bueno ¿y ahora qué? Yo sigo pensando que un director tan supuestamente transgresor como Peter Jackson (¿alguien ha visto BAD TASTE o BRAINDEAD?) podía y, sobre todo, debía haber subvertido los vomitivos cánones de la Disney y haber sublimado el carácter sangriento del texto original, pero ya se sabe "¿Qué sería usted capaz de hacer por dinero?".
En cuanto a la modesta (por comparación) aventura animada de Bakshi, el encanto sigue siendo mayor, por no hablar de la maravillosa música de Leonard Rosenman o esa animación "de las de verdad" que las nuevas generaciones ignoran tan burdamente.
Espero que alguien me diga lo contrario, pero yo sigo inamovible.
Saludos desde la comarca indéfila.

1 comentario:

Gloria dijo...

uuuy! Esta la vi yo por primera vez cuando iba al cole... y aun me la vi dos o tres veces más...EN CINE (que tiempos aquellos los de los cines de reestreno con doble sesión!).

La pega que le vi, es que la técnica de Bakshi, la de dibujar sobre movimientos de actores previamente filmados, queda muy bien en aquellas escenas que se han hecho con tiempo y cuidado, pero hay instancias (p.e. al final) en que el trabajo se nota como mucho más acelerado y "esbozado"... Tal vez era que a Bakshi se le acababa el presupuesto (la saga queda obviamente inacabada).

He de decir que en este film, bashki usa su técnica con mucha más gracia que en otros films: aquí la impronta del dibujp no es esclava de la imagen real filmada previamente: no puedo decir lo mismo de su "American Pop", una película muy interesante, pero en la cuyal la animación parece estar de más... podría haber funcionado incluso mejor como película de imagen real.

De todas maneras, y a pesar de una obra un tanto irregular, ante Bakshi hay que quitarse el sombrero, por nadar contracorriente y quemarse y jugársela para llevar un proyecto a cabo. Y ante todo, por seguir su propio camino: ciertamente su "Señor de los anillos (muy al contrario, como bien apuntas, de la versión de Jackson) está muy lejos de lo Disneyano.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!