THE CONSPIRATOR pasaba por ser el proyecto más personal y ambicioso de Robert Redford, que perseguía esa "historia americana definitiva" en las páginas menos amables de su propio país. Aquí se parte de un hecho real, el juicio a Mary Surratt tras el asesinato de Abraham Lincoln. Surratt, una mujer humilde, que se ganaba la vida regentando una pensión tras enviudar, fue acusada de encubrir a Wilkes Booth y su grupo de conspiradores, al hospedarse allí en los meses previos al magnicidio. A causa de la ley imperante entonces, no tuvo derecho a un juicio popular, lo que quedaba descartado en tiempos de guerra. El joven y primerizo abogado Fred Aiken, anteriormente un héroe del bando del Norte, es designado como su defensor; pese a sus reticencias iniciales, Aitken conocerá de primera mano los abusos e irregularidades del sistema judicial, más pendiente de ofrecer al pueblo una venganza que de hacer justicia. Y bueno, la película patina estrepitosamente, aun con la sobriedad que Redford impone en su mirada, mostrándose incapaz de levantar una puesta en escena acartonada, incluso errática, con una miríada de personajes sin peso real, rozando en sus peores momentos el docudrama de televisión por cable. Y todo ello con un espectacular reparto, que incluía a James McAvoy, Robin Wright, Evan Rachel Wood, Kevin Kline o Tom Wilkinson; todos mal dirigidos, sin sentido del ritmo o del espacio, para terminar conformando un fracaso justamente olvidable, apenas recomendable para los incondicionales del "trial-film" canónico. En mi opinión, ni eso funciona, y me permito reivindicar por tanto la más que digna JUROR #2, de tito Clint, que al menos insuflaba algo de sorna irónica a un subgénero creo que sobrevalorado.
Saludos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario