Todas las buenas intenciones contenidas en la película de ayer se diluyen en SHE NEVER DIED, innecesaria e indefendible secuela, que ni tiene nada que ver, ni logra encadenar algo parecido a una especie de saga. Lo digo porque como concepto, uno puede relamerse pensando en héroes bíblicos inmortales, que se muestran como antropófagos insaciables de moral relajada. Esta pequeña producción canadiense es eso, una peliculita con alguna idea interesante, pero incapaz de superar su estrecha circunstancia. La misma película pero sin Henry Rollins, con una dirección aún más amateur, y una historia tirando a aburrida, en la que se nos hace creer que las red rooms están ahí mismo, y que cualquiera puede entrar sin problemas, mientras un señor bastante cascado por la edad es presentado como el policía que va a desmantelar esa red. Película chapucera, con la que se debería dar por cerrada esta historia de altos vuelos y nulos medios.
Saludos.
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