jueves, 17 de mayo de 2012

Todos somos iguales



Cada buen artista lo es porque es capaz de encontrar su propio lenguaje y transmitirlo a un público (sin que deba importar la abundancia del mismo) que, al mismo tiempo, recibe una serie de impulsos capaces de remover pensamientos y sentimientos en su interior. Reciprocidad. En el caso de Claire Denis, estas consideraciones se disparan en todas direcciones y son, precisamente, las que terminan por conformar sus complejos (en apariencia sencillos) retratos de contemporaneidad. Me da la impresión de que la directora, entre otras, de CHOCOLAT, BEAU TRAVAIL y NÉNETTE ET BONI, no busca esos fogonazos tan caros al cine francés "de autor" (por favor, no me atribuyan la etiqueta), sino que tantea con humildad lo que cada espacio, cada personaje, cada situación puedan regalarle desde su naturaleza. Ya digo, no sé si considerar 35 RHUMS una especie de cima (en realidad no lo creo en absoluto), pero puede que sea la obra de Denis que mejor entronca con su propio tiempo y circunstancia. Y me explico. 35 RHUMS no es un film sobre problemática racial, pero sus personajes son conscientes de que los prejuicios raciales nunca desaparecen, sino que están al acecho; no es una película sobre la soledad, porque apenas hay planos de personajes solos, sino que la soledad misma parece mostrarse en los juegos de miradas, en las palabras nunca dichas y los deseos frustrados; no es una película sobre la libertad, más bien juega con cierto placer por el sometimiento cotidiano, por la servidumbre confundida con verdadero amor; y tampoco es una película sobre el amor (o la carencia del mismo), porque el amor, según Denis, es un sentimiento demasiado importante como para subrayarlo. Es esta falta de subrayados la que no permite que te quedes con un solo personaje, y sea la historia la verdadera protagonista. Lionel es muy callado, muy educado, y sobrepone una dignidad avasalladora a su economía de gestos; su hija, Josephine, parece poder explotar en cualquier momento, pero es consciente de cuánto le debe a su padre. Y en relación con estos dos personajes principales, Denis elabora un delicado trabajo de integración exterior con el resto de (co)protagonistas: la taxista secretamente enamorada, el misterioso vecino sin lazos con nadie, el desorientado recién jubilado... Un universo que cabe en apenas un bloque de pisos y un par de bares, y un día a día que pocas veces es expuesto con tanto peso en una película; porque podemos exclamar sin temor a equivocarnos: ¡Esos somos nosotros! ¡nosotros! Excelente film...
35 saludos.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Interesante, especialmente por afrontar el tema sin maniqueísmos.

dvd dijo...

Lo que más me interesa del cine de Claire Denis es que respira su propio aire, que no se contagia de ningún modismo ni corriente imperante. Ahora bien ¿de qué habla su cine? porque yo creo que es más un cine de climas que de historias concretas...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!