lunes, 28 de mayo de 2012
Salir de un modelo, entrar en otro
Ahora está de moda decir que Alexandre Aja está de moda. El problema es que Aja es francés, así que tiene un doble dilema a la hora de convencernos de que realmente está dispuesto a reinventar el cine de terror, quizá dignificarlo en tanto que no elude su signo comercial. Por un lado no puede salirse del modelo americano (llámese slasher o cualquier otra vertiente), porque el imaginario común está ya demasiado infectado de dicho modelo como para ensayar una especie de post-terror; que se hace, pero no en circuitos puramente comerciales. Después está el hecho de elegir entre el impacto visual o fiarse del posible talento del guionista de turno; y a mí me gustaría pensar lo segundo, pero lo normal es que prevalezca lo primero. Así es, por ejemplo, en HAUTE TENSION, cuyos aldabonazos no es que "puedan ser" meros señuelos (o trampas, por supuesto), sino que se intuye a un glorioso creador visual feliz en su propio charco de lugares comunes inflamados de una filosofía ramplona (cercana), capaz de evitar alguna que otra tentación arty. E insisto: en este sentido, lo que para unos es magnífico para otros es puro artificio enjoyado. Yo me esperaba otra cosa, la verdad; me lo habían pintado de tantas maneras que cometí el error de trazarme una especie de itinerario en mi cabeza, itinerario que, por supuesto, no se cumplió en absoluto. Y cebo añadir que no me parece una propuesta extrema, sino móvil; que no se queda a mitad de camino, sino que asume sus errores y licencias, así que Aja pude ser torpe, pero no por ello menos honesto. Como cuento de horror es honesto, pero como puesta al día de dicho género es terriblemente falsa; es imposible continuar narrando si no hay nada que narrar, y no hay nada que narrar (no puedo decir más, claro, porque me cargo la película), pero el director se empecina en seguir narrando, cuando debía dar una vuelta de tuerca definitiva y mucho más extrema. Así pasaba por ejemplo con INSIDIOUS, que me parece superior porque es capaz de jugar con la entrenada percepción misma del espectador del siglo XXI; sin embargo, HAUTE TENSION hace precisamente lo contrario: nos pone el caramelo y en el momento clave no es que nos lo quite, es que lo desenvuelve sólo para mostrarnos que estaba vacío, y nos jodemos. Y poco más...
Lo mejor: Philippe Nahon, que no sólo es un extraordinario actor, sino que aterroriza casi sin hacer nada.
Lo peor: meterse en un callejón sin salida en el que hay que dar unas explicaciones que, al menos a mí, no hacían falta.
Lo dicho, una peli francesa...
Saludos tensionados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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