miércoles, 9 de mayo de 2012

Además de muerto... jodido



Difícil entrada ésta, lo reconozco. Sin ambages: lo difícil ante algo como NEKROMANTIK es mantener la distancia e, inmediatamente, indagar en sus posibles virtudes fílmicas. Esto lo digo por el carácter conscientemente marginal del cine gore (evito meterme en berenjenales acerca de "extremo", "ultragore" y esas cosas), y que, por lo consciente, conlleva tantas ventajas como trampas filosóficas. El gore es exagerado, pero tiende a llevar el hiperrealismo a sus últimas consecuencias y atendiendo más al "cómo" que al "por qué". No tendría sentido hablar de todo esto si no pusiésemos en la piedra angular al título que realmente cambió la concepción que se tenía hasta entonces del uso de los efectos especiales en el cine, no porque éstos fuesen mejores o peores, sino por "qué" era lo que podía mostrarse, hasta que límite. Es por ello que NEKROMANTIK me parece interesante como espejo deformante de una realidad hastiada, deseosa de explotar cuanto antes y desaparecer sin dejar rastro. Sí, luego está el muerto y los dos zumbados que "se lo zumban", pero me produce menos desasosiego, lo juro; donde encuentro las (posibles) motivaciones de Buttgereit es en los drásticos cortes de montaje, cómo el protagonista pasa de recoger cadáveres en la calle a irse a su casa y ver la televisión, en las conversaciones sin nada que decir, el vacío... Nótese que ésta no es la típica película sobre psicópatas mostrando 1001 maneras de matar a alguien, sino la atracción parafílica de un ser vivo por otro que está muerto; de cómo una vida que no está interesada en la vida, encuentra una razón de existir a través del contacto con la muerte. Como idea, muy interesante; como película, bastante cutrecilla. Pero han pasado veinticinco años y sigue siendo un título totalmente de culto, no son muchos los directores que con una filmografía tan corta como la del alemán puedan decir eso.
Saludos... putrefactos... puagh...

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

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