lunes, 14 de mayo de 2012
Romanticismo extremo en el límite de la aniquilación
He visto GERTRUD dos veces; la primera me quedé frío (tenía apenas veinte años), la segunda, hará un par de meses, me indujo más que nada a reportar una necesaria reflexión, puesto que una obra tan fuera de modismos ni anclajes temporales no merece un simple comentario. GERTRUD, para quien no la haya visto, es una sucesión de postales de un estatismo rozando lo exasperante, en las que asistimos a las etéreas opiniones de la protagonista, una mujer de mediana edad, acerca de la necesidad de llevar la experiencia amorosa/romántica hasta sus límites. Es decir: todo o nada; no conformarse con una cierta seguridad (el matrimonio), pero tampoco con deslavazadas aventuras, sino abandonarse los amantes el uno en el otro, sin condiciones ni miedos. Esto, evidentemente, lo hemos visto tantas y tantas veces en libros de poesía romántica (me vienen a la mente Novalis, Keats e incluso Byron) que el condicionante de las imágenes filmadas, y en este caso incluso con cierta tendencia narrativa, no sólo desorientan al espectador menos avisado, sino que su evidente ralentización no ayuda a una mejor comprensión del mensaje ya implícito en la obra original de Soderberg. Es aquí donde debo ser consciente de que (y a pesar de lo poco que tiene que ver con su año de realización, ¡1964!) no es lo mismo ver GERTRUD en su momento de estreno que en pleno siglo XXI, aunque sólo sea por el poco aprecio que actualmente le tenemos los espectadores a una obra basada casi en su totalidad en pensamientos en voz alta. Otras voces más autorizadas que la mía han dado muchas versiones sobre la valía intelectual y artística (que no seré yo quien discuta) del que fue el último trabajodel maestro danés; yo, personalmente, prefiero otras obras suyas, pero no dejo de sorprenderme por la audacia de una película que alude al amor casi como una letanía fantasmagórica e inalcanzable, un ideal en el que almas sensibles no han de encontrar otra cosa que no sea su propia y patética perdición. Merece la pena revisarla, aunque sólo sea para constatar que no ha vuelto a intentarse un experimento semejante.
Saludos reflejados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
10 comentarios:
Es una de las más grandes tostadas que he tenido la desgracia de ver.
Los personajes le hablan al vacío.
Cuanto más viejo me hago (y van XL) más paquete le estoy cogiendo al cine de Dreyer. Es tan metafísico que comienza a repugnarme.
Pues a mí me gusta, maño... Y a Jiménez también...
Yo no voy a decir lo mismo que Mr.Lombreeze, porque hay algunas de Dreyer que sí me gustan, pero esta en concreto... como que no mucho (igual tendría que revisarla otra vez; qué sé yo).
Ahora bien, la frase es acojonante: "Es tan metafísico que comienza a repugnarme"... TRending Topic ya!!! Y pienso usarla para insultar a alguien: "Eres asquerosamente metafísico"... Jajajaja...
@dvd, joder, me encantaría que usted, el gran Manolo Jiménez, MrMierdas y yo mismo asistiéramos juntos y en silencio a la proyección de Gertrud.
Tras ello, Jiménez, MM y yo le cederíamos el turno de palabra para que usted pasara a exponer las bondades artísticas y metafísicas de la película.
Y, a cambio, usted tendría que aguantar la opinión de Jiménez de MM y, lo que es peor, la mía propia. Y entonces yo cogería mi smartphone y grabaría la expresión de su rostro y colgaría la película en youtube. La titularía "Rosebud se fue a la mier... digo a la guerra".
Me gusta más el insulto en yanki: "U Fucking Metaphysical!".
Yo creo que Jiménez es más terrenal que metafísico. Entrenadores metafísicos se me ocurren Valdano... Guardiola... Manzano (aunque éste es más ascético)... Bielsa y EL GRAN METAFÍSICO: JuanMaLillo (todo junto)...
@Charo, sinceramente envidio ese sensación que tú has sentido viendo Gertrud. Mi problema con la película es que ese salto que muy bien describes de la frivolidad a la trascendencia es, para mi sensibilidad, un salto al vacío. Y el vínculo que establezco no es con la filosofía o la literatura sino con el tedio y la indiferencia. Si los protagonistas al menos se mirasen a los ojos cuando hablan... Creo recordar que Gertrud tiene incluso menos planos que Ordet. Tremendo. Hay quien percibe pureza en el estilo espartano de Dreyer, yo no. Esta es la más desapasionada película sobre la pasión.
... ¡Ah! ¡Y Menotti!... otro gran metafísico...
Ein?
... estoy seguro de que Paolo Rossi era un metafísico de sangre caliente, por eso se limitó a brillar un solo año. No le hizo falta más...
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