jueves, 30 de septiembre de 2010
George Clooney, Colin Firth, Morgan Freeman, Jeremy Renner...
Sí, esta reseña tenía que titularla así, no cabía otra. Da igual los méritos (muchos en todos los casos) acumulados por cuatro nombres de enjundia en cuanto a interpretación de cara a los oscar; no había nada que hacer. Si ves CRAZY HEART, sales con un nudo en el estómago, una agradable sensación de vulnerabilidad que hace tiempo demandabas en alguna película; quieres volver a verla, porque crees que algo esencial se te ha escapado y porque te ha gustado mucho; te ha emocionado ver una historia bien contada y sin fuegos de artificio. Pero tampoco hay que engañarse; quieres verla cien veces más porque Jeff Bridges está inconmensurable. Su Bad Blake es, junto al Daniel Plainview/Day-Lewis, el personaje más rotundo de esta década; la diferencia estriba en que Bridges es humano y el otro era un demonio, más o menos. Scott Cooper hace muy bien en disfrutar del espectáculo y filmar ese torrente de sentimientos y sensaciones derivados de un actor en estado de gracia, y que además resulta que tiene un póker de secundarios de los que hacen historia: una estupenda Maggie Gyllenhaal, un Colin Farrell absolutamente creíble como estrella emergente y, sobre todo, un Robert Duvall (verdadero impulsor de este proyecto) que es una delicia verle actuar con esa serenidad tan característica.
Ésta es la historia de Bad Blake, una vieja gloria del country que sobrevive tocando en boleras y sitios aún más extraños, y que sólo tuerce el gesto si le invitas a un trago de McClure, un enigmático whiskey de ignotas propiedades. Blake es invitado a telonear a su antiguo pupilo, un new star resultón y con coleta, lo que no le hace mucha gracia, pero el dinero siempre tiene la última palabra y Blake ha rozado el desastre en pueblos de mala muerte, incapaz de cantar una letra por culpa del alcohol y sacado a patadas del escenario. Esta oportunidad puede ser la última para él, porque además Blake se plantea sentar la cabeza (o lo que quiera que eso signifique para él) junto a una joven aspirante a periodista y madre soltera. El periplo de Blake entre abigarrados escenarios, desayunos con McClure, el polvo tragado en su vieja camioneta y la ristra de personajes que va encontrándose por esa América cuasimítica, conforma un maravilloso cuadro contemporáneo acerca de perdedores que aún se resignan a dejar la pelea y, sobre todo, el sabor de la camaradería. Blake es Bukowski y es "El Nota"; es el último cowboy en ruta y el hombre que sólo puede beberse la vida a grandes tragos; y su peripecia es emocionante y desgarradora, y sabemos que tendremos que volver a ver CRAZY HEART una vez más, antes de que nos olvidemos de este personaje inolvidable. Gracias, Mr. Bridges.
Saludos on the road again.
(Esta entrada está dedicada con cariño a mi amigo Charly Lonestar, que disfrutó tanto como yo)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
no se que decir mas que agradecerte esta dedicatoria y que sigamos disfrutando de esta cosa llamada cine un saludo para todos continuad en la brecha.
Grande, grande Charly... Que se te espera, maestro de la espontaneidad... Siempre un placer leerte por aquí...
Publicar un comentario