martes, 7 de septiembre de 2010

El terror tiene malas formas



Espero que me acepten el chiste, aunque sea malo, pero es que me da la sensación de que John Carpenter es uno de esos directores con una sospechosa tendencia a "irse de rositas", sea cual sea la calidad de sus trabajos. Y esto me atrevo a afirmarlo con un film que es de los menos conocidos suyos y que, supongo que oliéndose el percal, el muy tuno optó por un seudónimo tampoco muy afortunado, nada menos que Allan Quatermass. Y es que PRINCE OF DARKNESS es una ida de olla tan deshilachada, tan cutrecilla, sin nada del encanto de serie B al que Carpenter acostumbra a sus calladas legiones de seguidores, que todo desemboca en un desastre sin pies ni cabeza y abusando, como única coartada de existencia, de los tópicos más burdos del peor cine de terror, el mismo al que Carpenter ha contribuido sensiblemente a dignificar a lo largo de más de cuarenta años de carrera. Y se lo resumo para no prolongar la agonía más de lo debido: Un cura dice que Satán está está en una especie de cilindro verde que da vueltas. Llegan científicos para hacerle pruebas al cilindro. Carpenter se saca de su ancha manga la teoría de que el Diablo no es más que un "ser" proveniente de allende las estrellas. Hasta aquí lo bueno. Lo malo empieza cuando la cosa esta no sabe para dónde tirar y Carpenter (que en remiendos es un experto) mezcla zombis con exorcistas y científicas buenorras y descamisadas. Y si les digo que sale hasta el ínclito Alice Cooper haciendo de homeless asesino, pues ya está el cotarro de insensateces hasta la bandera.
Nada, un título menor que jamás ha pasado a la historia por nada (y tiene ya 23 añacos) y que supuso un paso atrás en la desbordante filmografía de su realizador, que afortunadamente logró reponerse a tiempo y seguir con su particular filosofía fílmica.
Saludos tenebrosos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!