Efectivamente, buenas, buenísimas noticias desde Argentina, porque después del boom iniciado hace unos quince años (boom un poco exagerado, la verdad), parece que este cine, mestizo por naturaleza, vuelve a resurgir con fuerza. Decía lo de mestizo por lo cerca que están algunos cineastas (Alonso, Martel) de la nouvelle vague y lo cerca que están otros del mejor cine clásico. Punta de lanza de esto último es Juan José Campanella, un director francamente insólito para estos tiempos; un tipo que mezcla a Capra, Huston, Hawks y Wilder mientras sus personajes recogen sin embozo el interesantísimo corolario de lo que ser argentino significa. EL SECRETO DE SUS OJOS se fue inédita de San Sebastián, y yo aún me pregunto por qué; la película de Campanella es al cine hispanoparlante lo que MILLER'S CROSSING o ROAD TO PERDITION al angloparlante: una excepcional renovación del género negro, capaz de subvertir sus reglas clásicas sin que el resultado final se vea resentido por ello, es más, que salga ganando.
Lo que más me ha llamado la atención de este magnífico film es ese desparpajo tan inusual hoy día con el que los personajes van deslizándose por la pantalla. Los primeros duelos verbales remiten inevitablemente a Bogart y Bacall bajo la batuta de Howard Hawks; la fluidez con la que Campanella engarza la intriga policíaca con el humor costumbrista y hasta, atención, el melodrama romántico, a mí me recuerda al Ford más castizo (vaya expresión), cuando no al Hitchcock más socarrón. EL SECRETO DE SUS OJOS habla de muchas cosas y todas son interesantes. Habla del ponzoñoso ocultismo de aquellos años en los que mandaban los hijos de puta; habla del empecinamiento de un hombre por que se haga justicia; y habla de la pérdida de la juventud, de la imposibilidad por recuperar lo perdido, las oportunidades que quedaron atrás; y habla también de venganza, una venganza visceral que nace de la ausencia de justicia. Pero lo más importante es ese afán por ofrecer (y quiero recalcar la palabra "ofrecer") al espectador dos horas de cine inolvidable, del que perdura; con unas interpretaciones realmente soberbias (atención a Ricardo Darín, que pone los pelos de punta) y con un desarrollo que nunca intenta aparecer confuso, sino que está en todo momento al servicio del espectador, que se encuentra con ese cine que parecía casi perdido.
Grande Campanella por ofrecérnoslo, aún no se lo he agradecido lo bastante.
Saludos en secreto.
3 comentarios:
Es increible, de esta cinta solo leo críticas que la ponen por las nubes....
¿Increíble? ¿por qué? La película es magnífica...
A mi me parece una gran peli. De las mejores del año.
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