domingo, 28 de septiembre de 2008

Una emoción pura

La vida es discusión, controversia, chocar, encontrarse, discutir lo controvertido, chocarse en los encuentros...
Había una vez un crítico de cine malhumorado y borde que se llamaba Carlos Pumares y tenía un longevo programa nocturno que transitó durante muchos años de una cadena a otra, hasta su irrevocable extinción. A Pumares le caía gorda toda la gente menos la que le preguntaba por las grandes obras maestras. Y entonces, Pumares se explayaba; porque sabía un huevo de cine clásico y le gustaba detenerse en los detalles. Y, de vez en cuando, alguien le hacía "la pregunta": "Señor Pumares ¿cuál es la mejor película que ha visto usted?". Y Pumares, en vez de aullar como hacía de costumbre, reflexionaba un par de segundos, una pequeña inspiración que se colaba por los micrófonos y llegaba hasta nuestros auriculares nocturnos, se tomaba su tiempo antes de contestar: "Una película que la veas cien veces y siempre sientas que es la primera". Más claro no se puede. Pumares podría ser todo lo odioso que se quiera, pero sabe de cine (su cine, claro) y no se anda por las ramas. Y en lo de IT´S A WONDERFUL LIFE, yo no puedo estar más de acuerdo. Es cursi, lacrimógena, tradicionalista, conservadora...; es... bellísima. Una obra maestra que Frank Capra se sacó de la manga a modo de ejemplar cuento de navidad y que perdura hasta nuestros días, imperturbable como sólo las grandes obras pueden hacerlo. Y es cierto todo lo antes dicho. La hemos visto cuarenta veces y sabemos todo lo que va a pasar, pero cuando el gran Jimmy Stewart se sube al puente todos deseamos, una vez más, que no se tire, que Henry Travers le convenza al fin, que le den las alas, por dios...
Toda esa emoción pura es la que recorre de principio a fin este clásico inmortal, una emoción que es la del cine, ni más ni menos. Un escalofrío agradable que nos recuerda que estamos ante uno de esos escasos momentos de auténtica magia.
No la vean sólo en navidad, merece la pena.
Bellos saludos.

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