Primera cosa evidente: el personaje principal de LAST DAYS era (o estaba basado en) Kurt Cobain. Segunda: cada vez me da más risa un tipo que acaba sus días así; y no lo digo por volarse la cabeza, sino por dejarse influenciar por los demás como un niño pequeño. Tercera: Gus Van Sant cada vez hace mejor cine, su cine.
Esto último es significativo, estimulante y, por supuesto, confirma una gran noticia desde aquel punto de inflexión que fue su particular PSYCHO. Van Sant nos regaló ELEPHANT, minimalista cinta de horror primario y sin concesiones, donde se recreaban los absurdos y crudísimos sucesos de cierta matanza escolar, tan de moda últimamente incluso en países tan tranquilitos como Finlandia. Antes, GERRY iniciaba su particular trilogía de la muerte que se concreta, finalmente, en esta extraña, incómoda, inasible película sobre los últimos días de un tipo que quizá se tomó demasiado en serio a sí mismo y acabó viendo enemigos hasta en la sopa. No suele ser buena cosa cuando lo mezclas con heroína y te acuestas en la misma cama con Courtney Love...
LAST DAYS es un film introspectivo 100%; algunos detractores podrán achacarle su exceso de celo y morosidad narrativa, pero creo firmemente que esto constituye su gran baza ¿Para qué explicar una presencia que se intuye fantasmal y huidiza? No es tan importante esto como verdaderamente mostrar la enfermedad mental y decadencia física de una persona acabada, en sus últimos días. Decir esto de un tío que lo era todo en la escena musical y con sólo 27 tacos resulta irritante cuando se mueren millones de niños en el mundo por no tener qué echarse al estómago, pero es lo que hay. Cobain integró un pseudo-movimiento musical que era ultradepresivo y tristón, yo no lo confundiría con trascendente, y terminó con el peso de ¿la culpa? sobre sus hombros. Van Sant, que se confirma ya como un director sagaz y receptivo, es capaz de, con mínimos medios y actores, pero con excelentes sonido, fotografía y actuaciones, un microcosmos casi marciano donde se respira todo el tiempo una atmósfera de aire encerrado, de dislexia emocional, que al relato le viene que ni pintado, la verdad.
Impagables los escasísimos momentos en los que los otros dos integrantes de la banda logran reunirse con el huidizo Michael Pitt y, sobre todo, uno en el que muchos de vosotros (guarretes) os sentiréis identificados, con el Venus In Furs de la Velvet de fondo.
Hay que verla, aunque sólo sea ara descubrir al enésimo Gus Van Sant, ya despojado de sus problemas con las productoras.
Últimos saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario