jueves, 4 de septiembre de 2008

La vida de los espectros

Y también llegamos a Rivette.
Poeta inconcluso, cineasta ardiente, mago de realidades, deudor de sí mismo, maestro anfetamínico de posibilidades como sintagmas abrochados... Jacques Rivette emociona al pobre estudiante de la academia de cine, abochorna al crítico impotente y deja una hermosa estela de vida tras sus golpes de bárbara sapiencia.
¿De qué habla Rivette? Muchos piensan que se extralimita con los metrajes, con sus abruptos finales, con tanta "palabra interior"... A mí me gusta que sea así, aunque sea así. Porque es la idea que tengo del cine como artefacto cultural e indispensable.
HISTOIRE DE MARIE ET JULIEN es, una vez más, la mirada limpia de un hombre honesto sobre temas difíciles. Porque es difícil y escurridizo (tienta a los directores a escudarse en las interpretaciones) mostrar a dos seres que se aman, que el espectador llegue a ese amor a través de la pantalla, que pueda tocarse esa barahúnda de sentimientos. Debe ser.
Aquí, el maestro elige la mejor poción para destapar: dos seres diametralmente opuestos que se desean pero que aceptan su diferencia, su distancia y, como no, su derrota. Por un lado, un relojero que no quiere medir el tiempo y que arrastra una doble vida oscura y chantajista. Por el otro, un fantasma.
Rivette no busca una típica historia de fantasmas, ni se embarca en sentimentalismos dulcificadores. Le interesa narrar a toda costa, penetrar en la psique del espectador mediante la potencia de sus imágenes. Marie encarna a una persona que no existe y, al igual que la Morel de Bioy Casares, no significa ni quiere significar; en este caso, sólo amar, pese a su intangibilidad. Pero qué real se nos muestra este ente que, muy probablemente (y muchas escenas lo dan a entender), sólo quepa en el desquiciado mundo interior del relojero. Paradoja ésta que nos hace reflexionar sobre las incoherentes (a veces) claves de ese otro cine explícito que, en realidad, es un alma en pena. Nunca olviden a Rivette, es otro de los que puede enseñarles mucho de esta cosa que es el cine.
Seguiré defendiendo esta forma de hacer (y ver) cine, porque si no, entonces estamos totalmente perdidos.
Saludos inventados.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!