lunes, 22 de septiembre de 2008

Originales hasta la muerte

Decía Rimbaud que hay que ser absolutamente moderno. Rimbaud era moderno entonces, y el ser moderno es algo que se escapa como un pececillo, porque si no llegas puedes hacer un ridículo espantoso y si te pasas..., bueno, si te pasas puedes echar mano de recursos. Para algo tiene que servir tener oficio ¿no?
Leos Carax es uno de esos modernos inaprehensibles que no puede ser encasillado, porque su ultramodernismo es clásico, nace directamente de los musicales de Broadway, del gusto por la puesta en escena como artefacto definitorio, de Gene Kelly y de Chaplin, del cine del espectáculo sin caer en espectacularidad vacía... Y eso es muy difícil.
Difícil de aceptar por parte de un público que babea con Almodóvar aunque se repita a sí mismo incesantemente y que no puede apresar la naturaleza del cine de Carax, inquieto, camaleónico, vitalista, socarrón. MAUVAIS SANG vendría a ser algo así como un niño pequeño que lo sabe todo; nos resultaría fascinante al mismo tiempo que irritante; no podríamos explicar realmente lo que nos pasa por la mente al verla, pues, de forma casi automática, buscaremos las referencias en el sitio equivocado, en los transgresores ¿Y por qué tendría Carax que estar siempre innovando y sorprendiendo? Bastante tiene con haber influenciado definitivamente a gran parte de la avanzadilla "modernista", tanto a uno como otro lado del charco.
Quizá me esté precipitando (me puede la admiración), pues se trata de un cineasta casi desconocido fuera de Francia y ciertos circuitos festivaleros; uno de esos incólumes que parecen llevar toda la vida ahí y, al mismo tiempo, desprender un fascinante aura de jovialidad y frescura.
Hablamos de una cinta que cumple ya 22 añitos, que sitúa la acción en un futuro donde se castiga la práctica del sexo sin amor (referencia al SIDA) y que siempre ¡siempre! juega a favor del espectador mediante la utilización de todos los recursos. Los actores hablan, actúan, se mueven... Vemos a una incipiente Juliette Binoche más etérea que nunca; a Michel Piccoli en su vertiente más desenfadada y cómica; al circense (y ya mítico) Denis Lavant en un magistral travelling acrobático con el Modern Love de Bowie de fondo (y CANTANDO BAJO LA LLUVIA aparece inevitablemente en nuestro subconsciente). Todo un catálogo de audacias que hacen de MAUVAIS SANG uno de esos títulos quizá menos conocidos que otros pero poseedores de un status casi mítico. Muy recomendable para cuando estemos saturados de cine americano.
Saludos malos malos.

4 comentarios:

El Deme dijo...

Pues es una película mítica y ¡no la he visto!, con lo que me gusta el cine francés...

wedge dijo...

Bueno,bueno veo que el gran dvd,sigue diseccionando peliculas cual cirujano meticuloso avido de explorar en universos cinefilos.Mis mas siceras disculpas por estar tanto tiempo alejado de este blog y mis mas sinceras felicitaciones al Cani y a Anabel por su reciente paternidad,saludos idefilos.

dvd dijo...

Al amigo Wedge: queda pendiente una celebración íntima con la sangre corrupta y demás... Todo se andará.
A El Deme: Hay que verla. Carax es uno de esos directores que no te dejan indiferente y se disfruta mucho viendo la cantidad de ideas que le han robado gente que luego ha tenido más éxito.

ethan dijo...

Había oído hablar de ella, pero no la tenía entre mis pendientes de ver ("Les Amants du Pont-Neuf" sí). Voy corriendo a incluirla en la lista...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!