Primero aclarar que mis elecciones a la hora de los comentarios vienen ya predeterminadas desde hace muchas semanas y sólo atienden al más ignoto de los caprichos; acaso sólo me haya propuesto no repetir director hasta el comienzo del año próximo.
Lo digo por la curiosa "coincidencia" en el de ayer y el de hoy. Dos filmes franceses y del mismo año (1986), aunque con nulas conexiones aparte de éstas.
ROUND MIDNIGHT es jazz. No sólo en la temática (el jazz es omnipresente), sino en la forma que Bertrand Tavernier escogió abordar la figura del mítico Dexter Gordon (dejo los infinitos detalles acerca de su biografía a los expertos). Tavernier no sólo da una lección de cine abierto, libre, apasionado, concreto..., sino que mantiene durante todo el metraje un tono ciertamente jazzístico. Las imágenes fluyen como notas desparramadas y la imponente, gigantesca, personalidad de Gordon encarnándose a sí mismo (con otro nombre, sí, pero es él), ese genial músico incrustado en París, alcoholizado pero bonachón; nihilista pero sumamente generoso, conforma uno de los más desgarradores trabajos de un actor no profesional que he podido ver en mucho tiempo.
ROUND MIDNIGHT no habla específicamente de algo concreto, pero conserva un gran gusto por la narrativa clásica. El aficionado devoto que pasa a ser inseparable del genio, cada vez más solo; las actuaciones casi místicas, algunas en avanzado estado de embriaguez; siempre la incomprensión del artista que va demasiado adelantado y que debe conformarse con gastados aunque impecables standards para poder sobrevivir. La cultura de los clubs, en definitiva, maravillosamente retratada, al igual que hiciese Eastwood con el inmenso BIRD. Cine y jazz de la mano. Una andanada de sensaciones capaz de crear adeptos e incapaz de defraudar al experto, que tan pocas oportunidades ha tenido de contemplar trabajos tan dignos en la gran pantalla.
Saludos alrededor de la medianoche.
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