Cerrando ya las nominadas a mejor película en los oscar, nos topamos con el ya habitual título que parece metido con calzador, sea por cubrir cuotas necesarias, aportar algo de riesgo en lo formal o simplemente demostrar la desorientación y/o cortedad de miras de una academia que cada vez parece más un claustro inexpugnable. Sinceramente, no tengo ni pajolera idea de qué pintaba ahí NICKEL BOYS, una película desesperantemente empeñada en regodearse en sus aspectos arty, mientras machaca con su insoslayable discurso de denuncia, en este caso hacia los abusos cometidos en un reformatorio de Florida a mediados de los años sesenta, con un estilo tan aleatorio que cuesta trabajo empatizar con sus dos protagonistas. A ello contribuye el incomprensible recurso de "cámara subjetiva", que nos obliga a ver sólo a uno de ellos, como si realmente estuviésemos en los ojos de un interlocutor. Me parece demasiado larga, deslavazada, repleta de maravillosas intenciones morales y con algunos momentos de gan belleza, pero que patinan al intentar conformar un todo cohesionado y reconocible. Incluso le atribuyo la disculpa de una ingenuidad que desborda su excesivo metraje, maridando imposibles como el peor Terrence Malick, los inalcanzables frescos de Linklater o aspirar a reproducir la arrolladora fuerza de Steve McQueen, efectivamente sin conseguirlo en ninguno de los casos... si acaso en el primero.
De esas películas que sabes que muy probablemente no vas a volver a ver en tu vida.
Saludos.
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