Con más de dos años de retraso llegó a las pantallas CONTROL, el esperado retrato de Anton Corbijn acerca de la escurridiza figura de Ian Curtis... ¿El resultado?... Bueno, el resultado es que no basta con una fotografía deliberadamente (y esta palabra lleva consigo multitud de matices) B&W con la que resaltar el ambiente depresivo y aniquilador que rodeó aquellos dos o tres años, en los que Joy Division cambió la música pop sin ser demasiado conscientes de ello. Tampoco basta el loable esfuerzo de Sam Riley (su trabajo es simplemente mimético) si el resto de personajes, exceptuando a la grandísima Samantha Morton, no pasa de mera anécdota. No voy a utilizar el recurso fácil de "videoclip con ínfulas cinéfilas", porque Corbijn ha sido el mejor realizador de clips de la historia y esto, francamente, es otra cosa; sin embargo, CONTROL, pese a un comienzo prometedor, rápidamente toma las de Villadiego y se apoya escandalosamente en las intensas actuaciones del grupo en clubs, en los que Curtis/Riley descubre su epilepsia y se resalta la dualidad de quien le observa, la novia, esposa y madre que se preocupa por su salud y la amante sofisticada que queda fascinada por la atracción del agujero negro que es la personalidad de Curtis.
Todo esto estaría justificado si sirve para acercar la figura de Ian Curtis y la música de Joy Division a las nuevas generaciones, es cierto; pero no lo es menos que un grupo que pasaba por grave y trascendente acabe logrando esto tan sólo porque no se ríen cuando aparecen las groupies. Irónicamente, CONTROL se descontrola justo cuando creemos que Corbijn nos va a desvelar algún secreto que no conocíamos; en lugar de ello, Curtis transita del hogar conyugal al apartamento aventuril durante un tiempo que se antoja excesivamente largo e inocuo y en el que la banda ya no es más que un recuerdo inexplicablemente lejano. Luego, como no puede ser de otra manera, Curtis se suicida en una temperada secuencia que es de lo mejor del film y una chimenea expulsa cenizas a un cielo gris e inconmovible... CONTROL pretende ser Ian Curtis y es incapaz de ser Joy Division... yo, me quedo con los discos de Factory.
Saludos controlados.
3 comentarios:
No coincidimos mucho últimamente: a mi Control me encantó en todos los aspectos XD La puse en los inicios de mi flog.
Es un film arriesgado, y eso honra a Corbijn, que no es poco; para los fans quedarán esas actuaciones... Y, sí que coincidimos, más de lo que crees; me está encantando el necesario repaso que has ido haciendo del cine español más reivindicable. Me gustaría saber qué opinas de la última hornada ¿hay esperanza?...
Muy de acuerdo con el retrato matrimonial tiene demasiado peso en el relato y el personaje se podria haber acabado de construir por otros lados mas interesantes, pero en general a mi me gusto, por mas que no me revelara muchos matices de Curtis.
Este asunto podria ir en mi nueva seccion de "Rock movies".
Un saludo!
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