miércoles, 3 de febrero de 2010

El sufrimiento en todas partes

El caso de KATYN es un caso que sobrepasa lo curioso y se inscribe casi en lo surreal. Primero por la tardanza (casi dos años) en llegar a las pantallas, cuando sólo uno antes había representado a Polonia en los oscar, partiendo como favorita y perdiendo ante un título menor como la austríaca DIE FÄLSCHER. Todo esto tiene su continuación en el hecho de que su director sea el veterano Andrzeij Wajda, todo un nombre consagrado del cine europeo, y que el film nunca dé visos de fatiga o conservadurismo, sino que parece estar en manos de un ilusionado debutante. KATYN ha pasado con más pena que gloria por las carteleras ¿Qué ha ocurrido?
El argumento no puede ser más feroz y valiente. Wajda nos pone en imágenes de hiriente nitidez el aplastamiento de la nación polaca en 1940; por el ejército alemán en el Oeste y el ruso por el Este. El énfasis en este último no es casualidad y el posterior desarrollo arroja tantas luces como sombras a la película y al relato histórico. Wajda intenta el más difícil todavía y el film se resiente, sobre todo en su parte central; y es que conjugar cierto distanciamiento mediante el trazo intimista es tan complicado como desagradecido. El esfuerzo del director polaco es notable, la tensión recae en los cortantes diálogos que unos compatriotas enfrentados en el dolor van desgranando, anticipando lo que ha de llegar en la parte final. Y puede que sólo por esa crudísima, descorazonadora prte final, KATYN deba ser considerado como un título mayor contemporáneo; porque Wajda, sin recreo de por medio, alarga el horror hasta llegar a lo insoportable y muestra la muerte tan desapasionadamente como el trabajo en serie de una fábrica en los fusilamientos ordenados por Stalin en el bosque ucraniano de Katyn. Esto, finalmente, termina por redondear la extrañeza de un film irregular e imperfecto, tan contundente como liviano, de una tortuosa belleza visual y que subvierte (puede que inconscientemente) algunas reglas narrativas clásicas, aproximándola al cine de autor.
Saludos helados.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Y, atención, con una estupendísima banda sonora de nada más y nada menos que Krystof Penderecki, uno de los compositores vivos más grandes que quedan en nuestro planeta. Un clásico moderno.

Para duro el final de Katyn que me turba bastante más que toda la filmografía del Haneke y el von Trier juntos. Una peli que desde luego ya está en mi filmoteca particular.

Que Wajda hizo El hombre de mármol y El hombre de hierro hombre... Un respeto al maestro. No se la pierdan!

José Angel dijo...

Vaya, este Mr. Loombreeze es estupendo: el gran Penderecki, por supuesto, al que podemos encontrar en la banda sonora de Kubric de El Resplandor. Algún día hay que reivindicar a Kubric como introductor de la gran música contemporánea del siglo XX: Penderecki, Ligeti, Bartock..
La película no la he visto todavía: me resisto un poco a Wajda.
Saludos.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!