miércoles, 1 de enero de 2020

Polvo y yeso



Lo mejor de LA DÉCADE PRODIGIEUSE es su título. Ni siquiera su excepcional reparto, uno de los más incomprensiblemente desaprovechados de la extensa trayectoria de Chabrol. Por allí desfilaban, nada menos, Orson Welles, Michel Piccoli, Anthony Perkins y Marlène Jobert, casi nada. Pero el planteamiento es tan raquítico y relamido que apresa a sus personajes en una rueda sin sentido, soporífera, que en ningún momento conecta con el propósito original de la novela de Ellery Queen, un modesto cruce entre "El gran Gatsby" y Sófocles, solo que la supuesta perversión de fondo de la familia artificial del magnate, acaba en opereta de flojos ecos policíacos. Se ve sin agobios, porque está bien interpretada, mejor de lo que dirige Chabrol en su faceta menos reivindicable, la de snob sabelotodo. Pero ahí está si tienen curiosidad.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!