sábado, 4 de enero de 2020

En los límites del drama



Y si ayer incluíamos un género dentro de otro muy diferente, hoy podríamos realizar el mismo ejercicio de forma contraria, desviando una comedia hacia un género indeterminado, aunque más cercano a las formas del policíaco. Sin ser del todo exacto, lo cierto es que THE ART OF SELF-DEFENSE es una rareza que no quiere ser considerada como tal, o quizá es un síntoma de nuestros días, en los que ya las películas no pueden ser inscritas y reconocidas en un solo género. En su segunda película, tras la muy interesante FAULTS, Riley Stearns inicia el film centrado en la triste figura de Casey (Jesse Eisenberg maximizando su estupidez), un joven apocado y solitario que una noche es atacado por unos misteriosos motoristas, lo que casi le cuesta la vida y le hace replantearse su sosegado estado vital. Primero intenta comprar un arma, pero se cruza en su camino una particular escuela de artes marciales, en la que encuentra una fuerza interior que no imaginaba tener. La película parece una comedia de nuevo cuño, con situaciones marcianas y diálogos inquietos, pero el acierto de Stearns es no conformarse y lanzarse hacia algo más oscuro e inesperado, lo que se agudiza con la inclusión del personaje interpretado por un estupendo Alessandro Nivola, un sensei de métodos cuanto menos discutibles, pero que muestra una extraña fijación en el recién llegado. Una película, insisto, que dejará con un palmo de narices al más pintado, que no es que carezca de género, sino que directamente los usa a su antojo para modular el efecto de una historia que, leída entre líneas, nos habla de lo poco que se aceptan a sí mismos los que tanto necesitan la aceptación ajena.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!