martes, 21 de enero de 2020

El triunfo de la muerte



A Trey Edward Shults le intuíamos un gran talento cuando le descubrimos, hará unos tres años, con aquella sorprendente ópera prima titulada KRISHA. El estreno de su tercer film nos ha advertido de que hubo un segundo trabajo que nos pasó extrañamente inadvertido, aunque nos puede excusar el nimio detalle de no encontrar distribuidor en España, claro. IT COMES AT NIGHT parece una película muy diferente de lo finalmente resulta ser, primeramente porque su ubicación está alineada con la miríada de films postapocalípticos que cada temporada desfila ante nuestros (ya algo cansados) ojos; en lugar de ello, Shults propone un desesperado vistazo a lo peor del alma humana cuando se ve puesto a prueba en circunstancias extremas. Apoyado en unas magníficas interpretaciones, el relato atrapa y hace cómplice al espectador verdaderamente exigente, y bucea en esos pequeños terremotos interiores, puede que imperceptibles, pero cruciales en todo caso (acordémonos del sereno desequiilibrio de KRISHA). Se nos habla de una devastadora pandemia, de una familia que logra sobrevivir gracias a un aislamiento extremo, y de la llegada de otra familia, algo más joven, que inicialmente suponen una cierta esperanza de convivencia, pero que parece estar siempre bajo sospecha. No, no es ese tipo de película tampoco; ni terror, ni juego psicológico, ni suspense, aunque éste aparece desde un punto de vista subjetivo. Es ahí donde aflora el contundente guionista que es Shults, en las indetectables modulaciones de los sentimientos y sensaciones de unos seres humanos al borde siempre del acto monstruoso. Y para ello, mención aparte merecen los actores, con un excelso Joel Edgerton (también productor) a la cabeza, y unos sorprendentes Kelvin Harrison Jr. y Christopher Abbott, que sosienen gran parte del peso de esta pequeña película, cuyo único error puede que esté en la imposibilidad de subvertir los géneros en los que se inscribe por culpa de una innecesaria modestia.
Nos reafirmamos: director a seguir.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!