domingo, 24 de noviembre de 2019

Rincón del freak #381: Mario, encima del armario



Lo mejor de escribir en un blog, y no en una revista o una página web, es que puedes darte el gustazo de hablar desatadamente de películas como GEMINI MAN, auténtica y única razón de ser de esta sección dominical, a la que puedo tener tanta tirria como cariño. Algo así me ocurre con Ang Lee, que ha perdido la chaveta tiempo ha, al mismo ritmo que su cuenta corriente ha engordado, previa venta de su alma al sacrosanto imperio del blockbuster indisimulado. Estamos ante una película... ¿cómo decirlo?... que es como un estiramiento facial a una adolescente, una felación sin dentadura postiza o un amante que hemos dejado olvidado en el armario durante más tiempo del debido. Debe ser por la realización chapucera, hiposa, de telefilm de las cuatro y media (por cierto, una de las bandas sonoras más horrorosas de lo que llevamos de siglo); por ver a Will Smith (una vez más) fingiendo ser duro, mientras (una vez más) bebe cocacola y dice no la chavala que se le insinúa. Por cierto, ella es una Mary Elizabeth Winstead con cara de fliparlo, como preguntándose por qué aceptó algo así. No sé, es tan mala que podría haber salido Nicolas Cage y nadie lo habría notado; es tan terriblemente absurda, que habla de la clonación como de la nueva hamburguesa de McDonald´s; y es, ya para acabar, tan chapucera (lo siento, pero debo repetir calificativo) que se saca de la manga ir a Hungría, no se sabe para qué cojones, sólo para justificar al equipo baratito... solo que éste no es húngaro, sino checo... Ah, y sale Benedict Wong (de lo poco salvable) como el típico piloto de tres chascarrillos que siempre la espicha, porque parte del dinero era chino.
¿Que de qué va? Ah sí. a Will Smith lo clonan, porque dispara muy bien, pero sólo lo sabe Clive Owen, que es malo o no, no sé. Luego hay muchos tiros y también artes marciales, por lo del público chino. Y Lee hace que Smith contenga la risa mientras suelta un discurso sobre la moral de la ciencia y bla bla bla... Punto y final.
Ah, se me olvidaba. También me sirve para reafirmarme ante todos los que me llamaron loco cuando califiqué de soberana mierda la del tigre en la balsa...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!