martes, 19 de noviembre de 2019

La clase de Lubitsch #41



Puede, es posible, de hecho es cierto, que CLUNY BROWN es el último trabajo enteramente filmado por Ernst Lubitsch. Ahora bien ¿cómo podría despedirse el gran maestro sino con una obra maestra? CLUNY BROWN es como un exquisito e irresistible compendio de todas y cada una de las obsesiones que habían ido cimentando la obra del director alemán. La sofisticación, no tan altiva como decadente, de un escritor checo, refugiado en Londres, que es admirado por los pijos de clase alta por oponerse al cada vez más incipiente Hitler; mientras él, que no disimula su sorna hacia una clase que no es la suya, encuentra más consuelo en la joven Cluny Brown, probablemente uno de los personajes más indescifrables de Lubitsch. Una joven sin muchas luces, impulsiva pero honesta, que curiosamente es enviada a servir a la imponente mansión a la que el escritor es recibido como invitado, y que tiene una pasión... digamos especial... ¡la fontanería!... Así, lo que CLUNY BROWN pone en pie es un intrincado juego de metarreferencias sin apenas salir de un espacio único. La insalvable diferencia de clases, la inexcusable pasividad de una sociedad adormilada ante el imparable avance del fascismo o la constatación de que la inteligencia te hace libre, pero también suele condenar a la soledad. Todo ello cabe en esta maravillosa película sin género, que emociona tanto como hace reír y pensar, todo al mismo tiempo. Y está Charles Boyer, encantador, perfectamente consciente de dónde sale la adulación a su persona; y Jennifer Jones, arrebatadora hasta dándole porrazos a una cañería... Absolutamente todo está dirigido a una única dirección, ese suave zarandeo que el cine proporciona cuando nos ha permitido ser parte indispensable de su aventura, que es tambien la nuestra...
Maravillosa.
Obra maestra absoluta.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!