martes, 5 de noviembre de 2019

La clase de Lubitsch #39



HEAVEN CAN WAIT. O, la fotografía en color de Ed Cronjager. O, la partitura de Alfred Newman. O, ese guion de Raphaelson, erigido casi en cronología involuntaria de una carrera que tocaba a su fin, la del propio Lubitsch. O, Don Ameche, el sinvergüenza más enternecedor y entrañable que se ha asomado a una pantalla; tanto, que hasta logró ablandar al mismísimo diablo y que lo enviara "allí arriba", adonde no pensaba ir. De Gene Tierney no digo nada, parafraseando a mi amigo Lombreeze: "no soy digno". No hay mucho más que añadir para ensalzar esta maravillosa película, excepto, quizá, que tras esa falsa apariencia de comedieta ligerilla hay un mensaje que se erige en lección de vida, la que le gustaría rozar a gente como Malick, enfrascado en pedantería new age, en una frase como ésta: "La vida sólo dura un rato, y es el que tengo para estar junto a ti"...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!