sábado, 30 de noviembre de 2019

En círculos



Es curioso el caso de IN THE TALL GRASS, la película que inauguró el reciente Festival de Sitges, y que a priori era de las más esperadas en dicho certamen. Curioso porque significaba el retorno de esa eterna promesa que siempre ha sido Vincenzo Natali, ese director que deslumbró hace más de dos décadas, para ir de bandazo en bandazo, normalmente en la intrascendencia. Curioso también porque es una adaptación de Stephen King, lo cual no debería sorprendernos por lo habitual, pero sí por tratarse de un relato que el maestro del terror escribió a medias con su hijo, Joe Hill, y que continúa el apartado que Netflix parece querer reservar a producciones terroríficas. Pero es paradójico que lo más curioso sea lo que de "normal" tiene este film; normal en el sentido de que no parece haber nada nuevo bajo el sol, al menos para los que hemos disfrutado abundantemente con la literatura de King. IN TNE TALL GRASS empieza bien, con un preámbulo que invita a la pregunta constante sobre qué diablos pasa tras esa espesa hierba alta, de la que provienen gritos de auxilio y en la que se pierden los protagonistas. Perdiendo la noción del tiempo y el espacio, ese no-lugar es, finalmente, el lugar común al que suelen desembocar los relatos de King. Ahí encontramos multitud de sus obsesiones creativas, lo que podría interpretarse, quizá, como un traspaso de poderes aprovechando la coyuntura. Quizá, porque lo que queda es una película eficaz, pero normalita.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!