viernes, 22 de junio de 2012
Ozu en Viernes #11
HAHA WO KOWAZUYA (NO DEBE DEJAR DE QUERERSE A LA MADRE), de 1934, hubiese ganado muchísimo más si no hubiese sido muda, lo que viene a reforzar el argumento que muchos mantenemos del absurdo empecinamiento de Ozu, pese a su amor incondicional por Hollywood, de seguir rodando sin sonido bien entrados los años treinta. Esto es patente por cuanto se tratra de un guion mucho más complejo de los que el director venía barajando y que de ninguna manera podía conformarse con una pírrica línea de diálogo. Ozu se reinventa a sí mismo y fragmenta el centro de atención en tres personajes y dos dilemas al narrar la triste historia de dos hermanos que reciben de sopetón la noticia del fallecimiento de su padre en mitad de una clase y que es una de las escenas más emotivas rodadas por su autor. A partir de ahí, conocemos a la madre, que no sólo ha de sacar adelante a sus hijos, sino que debe conciliarlos, ya mayores, en las disputas que mantienen acerca de cuál es más querido por la madre, puesto que uno es estudioso y aplicado y el otro es impetuoso e independiente. Ozu se acerca cada vez más a su particular estilo de rodaje, el que lo consagró como el más fino contador de historias del cine nipón; la lástima, en este caso, es que hay prácticamente veinte minutos destruidos de los rollos originales, y que además éstos pertenecen justo al principio y al final, lo que le resta potencial dramático y desorienta ligeramente al espectador. De hecho, el final es resumido en un puñado de frases con lo que queda de película ya acabado. Como curiosidad, el cartel inefable que preside una de las estancias corresponde a RAIN, de Lewis Milestone, película que no debe tardar mucho en aparecer en estas páginas indéfilas. Y la semana que viene, más.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
A ver, lo primero, felicitarte por el blog. En segundo lugar, cuenta con un seguidor incondicional y en tercer lugar, pues, que me alegro muchísimo de ver una reseña sobre este film del maestro Ozu. Evidentemente, que la obcecación de Y.O., por facturar esta película sin sonido pudo hacerle caer enteros, pero es que este hombre se le puede permitir cualquier cosa. Lo dicho, enhorabuena y estás invitado a darse una vuelta por buen sitio. Saludos cordiales desde España
http://elinquietantebypass2010.blogspot.com.es/
En primer lugar, gracias por tus comentarios. Después, desde hace varias semanas, los Viernes están reservados exclusivamente a Ozu, así que a quien le guste el director japonés está de enhorabuena (y que conste que, si acaso, no he podido ver más que treinta y tantas películas suyas). Luego, es cierto que el cine japonés es un caso único en cuanto a retardar la llegada del sonoro, lo que no deja de chocar al espectador occidental, que a estas alturas ya tenía asumida la desaparición del cine silente. Por último, en cuanto pueda y tenga un hueco (que no es lo mismo aunque lo parezca) me pasaré por tu blog y prometo enlazarlo.
Mil gracias de nuevo y un saludo...
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