miércoles, 20 de junio de 2012

Cámaras de gas



El mundo está podrido, y lo está por culpa de los hombres; lo sabe hasta Oliver Stone, aunque se empecine en no denunciarlo. Si lo que ustedes querían era una denuncia estaban mirando en el lado equivocado; si querían un mazazo en las costillas, entonces súbanse la camiseta. Pero no lloren, no están admitidos los sensibleros. Si usted lloró con E.T. y considera que Tarantino es "duro", entonces no hay nada que hacer. Pero tenemos el remedio, pero no les va a gustar, no al menos en el sentido habitual de la palabra "gustar". El director francés Nicolas Klotz filmó hace unos cinco años una película que habría que poner en las facultades de economía, pese al riesgo de que las aulas queden desiertas; LA QUESTION HUMAINE es una de esas cosas que surgen muy de vez en cuando, y no entiendo cómo hay tan poca gente que conoce esta obra maestra. A mí me desarma por completo, porque me aterroriza comprobar cómo tras su mensaje elemental, que viene a denunciar los misántropos métodos de selección y eliminación de personal de una empresa, subyacen casi todas las claves para entender esta era que nos ha tocado vivir, al tiempo que nos advierte de que no hay forma de cambiar el sistema a menos que seamos capaces de renunciar a lo que el sistema nos da envuelto en brillante celofán. Resulta fascinante asistir a la proyección invisible, a través de las décadas, en la que Klotz (y el soberbio guion de Elisabeth Perceval) madura la absurda (muy muy kafkiana) misión de Simon, encargado de RRHH (repugnantes siglas éstas) de una multinacional de evaluar psíquicamente al codirector de la empresa, Just, por orden no oficial del otro codirector, Rose. Efectivamente, pulsa APOCALYPSE NOW, y cómo dicha profundización psicológica afectará, sobre todo, al propio Simon, al tiempo que, completamente absorbido por las tremebundas revelaciones de Just, se ve incapaz de seguir con sus actividades normales y cae en una especie de iluminación nihilista. LA QUESTION HUMAINE es esto y mucho más, y me atrevo a afirmar que es una de las películas más complejas que he visto, un verdadero reto para entender resortes ocultos en las cloacas de despachos asépticos. Lo interesante es comprobar cómo cada persona extrae conclusiones diferentes, pues ésa es la mayor virtud de este fascinante film, su aterradora universalidad y casi incontestabilidad. Un viaje, no ya a ningún infierno, sino a una realidad que quizá sólo podamos soportar si seguimos concibiéndola de manera abstracta. Imprescindible.
Saludos cuestionables.

6 comentarios:

David dijo...

Esta la recomendó Crowley en su día, ¿no?
Pues mira, la tengo en el filmin...La apunto y a ver cuándo la puedo ver (que son muchas películas y a todo no llego).

dvd dijo...

Es difícil de ver y de entender, porque habla de muchas cosas y a veces uno no sabe si le están "contando" o "sugiriendo", pero me gusta que me exijan como espectador. Me parece un paso adelante y una experiencia necesariamente dolorosa... Hay que verla, vaya...

David dijo...

Vaaale... Veo también que en Filmin está el Oliver Twist mudo y algunas que has reseñado por aquí, así que como te digo, ya caerá...

dvd dijo...

Filmin no está mal, pero meten muchas "lechugas" y pocas "coles"... no sé si me explico...

Charo dijo...

Esta me la apunto, y espero que me descuajaringue.

Mister Lombreeze dijo...

Coincido.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!