sábado, 2 de junio de 2012

Etiquetas de desvío



Yo, verán ustedes, de verdad que no es por tocar los cojones ni ir contra toda corriente, sino que siempre siento irrefrenables impulsos de escribir exactamente lo que pienso y siento, sin importarme lo que veo en otr@s, seguramente más y mejor informad@s que yo. Sí, así es. Y por eso, después de ver una película que sí existe, aunque la gente crea que no es así, yo debo decir lo que me ha parecido. La película en cuestión es LUNA CALIENTE, la última hasta el momento de Vicente Aranda, nombre otrora reverenciado en la oficialidad del cinematógrafo patrio y hoy poco más que un chochales que parece resistirse a colgar las botas. Lo normal es que yo estuviese hablando aquí del inframundo, de lodazales en los que flotan inmundicias y secreciones entre pompas de verde reventante; sin embargo, a mí LUNA CALIENTE (aunque sólo sea por burda comparación con sus otros trabajos recientes [y aunque esto comprenda un arco de unos 15 años]) no me ha disgustado tanto como esperaba. Es más, me atrevo a decir que puede ser uno de sus trabajos más divertidos y desprejuiciados. El problema (y no me parece baladí el asunto) son las etiquetas que tanto nos gustan; lean, "Thriller, años 70" y ya está todo perdido, en serio. LUNA CALIENTE no es un thriller, sino una comedia negra y con zarpazos psicológicos importantes, aunque ahí, en el retrato personal, reconozco que hace aguas abundantes. Así, lo de menos es si se va a denunciar o no al franquismo (aquí ya en sus últimos momentos), sino qué pasos son los que conducen a un autoexiliado con cierto prestigio de vuelta a su ciudad de provincias y cómo una simple cuestión de hormonas le lleva a sufrir "una serie de catastróficas desdichas" casi sin darse cuenta y que no revelaré aquí, claro. La gracia está en cómo Aranda logra denunciar más y mejor precisamente haciendo lo contrario, que es cómo un sistema corrompido es incapaz de enjuiciar a un ser igualmente corrompido, ya que está ocupado enjuiciando y represaliando a los que actúan de buena fe. Por supuesto que tiene fallos, y licencias todas las que quieran, pero no se hace pesada y parte de un bocado literario realmente jugoso; yo, sinceramente, ni me la esperaba, pero si deciden verla puede que les sorprenda este Vicente Aranda con menos ínfulas que de costumbre, pero al que ya, desgraciadamente, no salva ni el pañuelo del presidente...
Tórridos saludos.

1 comentario:

dvd dijo...

A lo mejor no me he explicado. No es que sea una buena película; es que para ser del Vicente Aranda más cadavérico está entretenida, como un sainete ligerito de Ricardo León en sus tiempos, vaya...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!