Dos años ha tardado en encontrar estreno (aunque sea en VOD) BIRDEATER, ópera prima de Jack Clark y Jim Weir (sin parentesco conocido con el gran Peter), que desaprovecha, supongo que por una mezcla de inexperiencia y soberbia, todos y cada uno de los aciertos que tiene, y algunos tiene. La historia no es gran cosa, pero viene a indagar acerca de relaciones tóxicas y sus porqués, sin que cuaje ninguna de las múltiples intersecciones argumentales que propone, quedándose en un extraño homenaje (muy explícito) a diversos cineastas, cuya influencia es más que obvia. La excusa inicial ya es indigesta, al llevarnos hasta una despedida de soltero a la que (inopinadamente, me parece) son invitadas la propia novia y su mejor amiga. En un arranque lánguido, muy mumblecore, los diversos personajes nos saltan a la cara, en una construcción de los mismos confusa y lamentable. Luego, los directores invocan, en la mejor secuencia del film, a ese Cassavetes de diálogos cruzados y lacerantes, sólo para comprobar lo difícil que es filmar con naturalidad y verismo. Cómo no, hay noche de setas, lo que da la oportunidad de lucirse al montador, que se lo tuvo que pasar cojonudo imitando los síncopes de Ben Wheatley (me pregunto qué habría hecho con este material, en lugar de jugar con tiburones gigantes). No podía faltar el inserto lynchiano, en una escena con desnudo frontal, que termina con incomprensible timidez. Personalmente (y este homenaje es abusivamente explícito), lo que he encontrado es un remake torpemente camuflado de la devastadora WAKE IN FRIGHT, así que aprovecho para recomendársela a ustedes una vez más; mientras que a Clark & Weir les diría todo lo contrario, que se desintoxiquen de cinefilia arrobada para la próxima.
Saludos.
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