Repentina y sentida, la muerte de Val Kilmer creo que nos ha pillado un poco encogidos, con el gesto contrariado por un actor con el que uno literalmente ha crecido, y por el que sentía una especial simpatía. Un todoterreno con pinta de sex symbol, pero con una vis cómica que a otros actores les falta, y ese encanto especial de quien al fin y al cabo parecía un tipo de lo más normal. Una lástima, por edad, por una enfermedad que ha sido cruel con quien se ganaba la vida, entre otras cosas, hablando; o por esa penúltima y emotiva escena junto a Tom Cruise, desde ya eterna. Casi todo lo bueno de Kilmer ha aparecido ya por aquí, y me ha costado decidirme, aunque reconozco que WILLOW es una película que me puede, contra todo pronóstico y por razones también estrictamente sentimentales, desde que la vi en su estreno con asombrados 14 años. Vista ahora, parece un caprichito de George Lucas, un tímido intento de emular el mito tolkieniano, que ha quedado como un film simpaticote, "para todas las edades", con ese tono deliberadamente inocuo para una fantasía con hechiceros, monstruos y espadachines. La película que nos descubrió asimismo a ese pequeño gran actor que es Warwick Davis, o que sirvió para que conociese (como si de un fallo en la matrix se tratase) a la que sería su esposa, Joanne Whalley. Por no extenderme mucho, porque no creo que haga falta, debe ser una de las películas más rescatables de Ron Howard, al que me cuesta rescatarle casi nada, y además tiene una música de James Horner muy a la antigua usanza, que me ha acompañado desde aquella tarde en el cine Emperador junto a mi abuelo, ese gran arquitecto involuntario de mi cinefilia, la misma que me va a hacer echar de menos a Val Kilmer, aunque nos quedarán sus películas...
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario