viernes, 17 de enero de 2025

Películas para desengancharse #127


 

Pocas películas más modernas que THE WIND, que cumple 97 años en estos días. Lo es por su sencillez argumental, entrando en la psique de sus personajes sin que éstos necesiten tan siquiera hablar. Lo es también por su acertado empleo del simbolismo, que le da ese aire de fábula intemporal, de tratado sobre la inocencia acechada, pisoteada por intereses de todo tipo. La joven Letty llega hasta una casa familiar donde no es aceptada, y se ve empujada a aceptar un matrimonio con un hombre al que apenas conoce, aunque su verdadera amenaza la encarna un siniestro ganadero, que la embauca con mentiras. A Victor Sjöström le basta el espacio único de una destartalada cabaña, la mirada desquiciada de una Lillian Gish que nunca estuvo tan expresiva, y, sobre todo, el viento. Un viento omnipresente, incesante, que empuja los cuerpos y desordena todo a su paso; el viento como demonio de los celos, de la envidia, la violencia, la rudeza que enmascara los buenos sentimientos. Hay muy pocas películas que sean capaces de expresar tantísimas cosas con tan pocos elementos, pero aún menos que se mantengan plenamente vigentes a lo largo de los años, conformando un manual ideal para contextualizar el sobrecogimiento de lo desconocido, o el tortuoso camino hacia la justicia.
Y aprovecho esta oportunidad impagable para rendir homenaje a una señora llamada carmen, que era (siempre será) mi abuela, y que se marchó (quién sabe si con el viento) con la misma edad que esta gran obra maestra. Para ella...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!