martes, 21 de enero de 2025

Hermosa corrupción


 

El NOSFERATU de Robert Eggers no es una película de terror, su mayor preocupación consiste en alejar todo lo posible las siempre molestas problemáticas provenientes del "contentismo". Hay que contentar al público, a los productores, a quienes consumen cine como caramelos, por lo que es más necesario que nunca acordarse de los preceptos de David Lynch ¿No es eso esta historia? ¿No estamos, acaso, ante la celebración de la corrupción como único camino a cierta integridad? Mancillar lo puro, despreciar lo pacato, coordinar la guerra al "plataformismo"totalitario y ceporril. Eggers no inventa nada, ni lo pretende, sino que cabalga a lomos de Murnau, y de cuando en vez choca copas con Herzog. El resultado es un hermoso relato de antiterror, en el que es imprescindible leer entre líneas, de las interpretaciones sobre todo. De hecho, la gran protagonista es Lily-Rose Depp, que navega por todos los éxtasis posibles; del ofendido al curioso, del erótico al astuto. Su personaje es puntuado por un Orlok que va agigantándose como amenaza inevitable, aunque el mérito de Bill Skarsgard está en componer un personaje que apenas aparece en pantalla, pero curiosamente está omnipresente del primer al último fotograma. Pensaríamos que esto va de matar al vampiro, que prevalezca el bien, pero nos quedaríamos muy lejos de la potencia de unas imágenes que nos llevan de la mano hasta un estado de ánimo alterado, donde (sí) la destrucción sólo puede sobrevenir de la miserable entrega a la que el amor obliga, sin que nada ni nadie quede por encima de este hecho. Imprescindible el doble visionado, y no les digo nada de verla en pantalla grande y en versión original. De no ser así, todo lo afirmado anteriormente carece del menor sentido.
Cine abriéndose paso en la era del audiovisual mongólico.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!